PARROQUIA SAN SEBASTIÁN DE POZOBLANCO

miércoles, 29 de marzo de 2017

Cuidar las cosas pequeñas de la vida, porque estas determinan las grandes

Algunas feligresas tomando aire en los lagos de Covadonga
Las pequeñas historias o parábolas han sido siempre una forma de expresar la verdad. Además, esto es muy evangélico. Iremos sacando del arca, lo nuevo y lo viejo.

Un conductor no calculó bien la altura y el camión quedó atrapado en el paso inferior de un cruce de autovías. No podía moverse ni hacia adelante ni hacia atrás. Se originó el consiguiente atasco y la gente fue dando sus opiniones. Mientras llegaban la policía, los bomberos y los ingenieros especializados, un niño se acerca al conductor:
─ Señor, yo sé cómo puede sacar el camión de ahí.
─ Vale, vale. ¡Aquí todo el mundo es un experto!, espetó el malhumorado conductor.
─ Bastaría, señor ─prosiguió el niño─ con quitar un poco de aire a los neumáticos.

Justo esa fue la solución que dieron los bomberos. Esos pocos centímetros marcaron la diferencia, y el camión pudo atravesar el paso inferior sin ningún problema.
Es lo que suele ocurrir en muchas ocasiones, la solución es tan sencilla, que nadie la ve. La experiencia nos demuestra que, "en ocasiones", la solución a un problema es una minucia. Una pequeña luz en la oscuridad puede cambiar las cosas.

Es importante cuidar los detalles porque su ausencia o presencia pueden cambiarlo todo; la perfección no es cosa pequeña, pero está hecha de pequeñas cosas.

Disfrutar de las bendiciones que recibimos podría depender de algo muy sencillo, tan sencillo como... como... eso, como un poco de aire.




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