En esta vida sólo sembramos, y hay que hacerlo bien.

Seguimos en el Tiempo Pascual y la gran Noticia que la iglesia proclama es ¡CRISTO HA RESUCITADO! Ha vencido la muerte y el pecado, y así ha inaugurado para todos una vida nueva. 

Este es el motivo central de nuestra acción de gracias en cada celebración. 

En la celebración diaria de la Eucaristía en la Parroquia siempre tenemos presente a todos aquellos que ofrecen su tiempo y energía al servicio de la Parroquia. Ayer, de una manera particular, hemos tenido presente a nuestra hermana María Manuela, y hemos damos gracias a Dios por el trabajo realizado, durante tantos años, al servicio de la catequesis de niños. 

Sabemos que la fuerza, para vivir la fe y realizar la misión que Dios nos confía a cada uno, no está en nosotros, sino en el Espíritu Santo que ha sido derramado en nuestros corazones. Por eso la luz de la fe nos ayuda a descubrir más allá de nuestras miserias y los errores humanos,  la mano del Señor que actúa entre nosotros y va construyendo su reino. 

El Espíritu Santo, además de ser nuestro defensor y abogado, es también nuestro maestro interior. Pero además de este don que Dios nos hace, ha puesto en nuestra vida personas muy concretas que nos han ayudado para acercarnos a la Iglesia y a los sacramentos, para que crezca en nosotros la vida divina que ha sido sembrada en nosotros. 

En esta vida sólo sembramos, y hay que hacerlo bien.