PARROQUIA SAN SEBASTIÁN DE POZOBLANCO

domingo, 9 de diciembre de 2018

Dios ha querido mostrarnos, en Belén y en la cruz, su amor. No hay prueba mayor de amor que el que alguien dé la vida por ti.

Encuentro de Adviento con los más
jóvenes de la Hermandad
Empezamos la segunda semana de Adviento. Como todo tiempo de preparación y espera toca ordenar y limpiar la casa, nuestra morada interior. Se trata también de darnos cuenta de la grandeza del don que significó el Nacimiento del Mesías, de Jesús, haber recibido la visita salvadora del Señor, y también por saberlo, ser conscientes de esta gracia, una gracia que sostiene nuestra vida en todos los momentos. Los pastores que fueron a adorar al Niño recién nacido no fueron beneficiados con milagros o con dinero y, sin embargo, salieron de allí felices, porque se llevaban la certeza del amor de Dios.

Cristo quiso con su nacimiento en Belén, lo mismo que con su muerte en la cruz, demostraros fuera de toda duda, que Dios nos ama. Mirando al niño de Belén o al Crucificado, a la Virgen María, a san José, no podemos dudar del amor de Dios, porque no hay prueba mayor de amor que el que alguien dé la vida por ti y si,
además, ese alguien es el propio Dios la cosa adquiere dimensiones tan grandes que sólo se puede responder con todo el amor del que somos capaces. El cristiano, que conoce y tiene experiencia del amor de Dios, cuando sufre, cuando siente angustia lo mismo que la sienten el resto de los mortales, no se hunde, sino que “levanta la cabeza”, mira al cielo, confía en el amor de Dios y ahí encuentra su paz y su esperanza.

Esta semana podemos aprovechar para recibir el Sacramento de la Penitencia. Hacer un buen examen de conciencia, confesar los pecados y pedir perdón. También tenemos la posibilidad de compartir con los más necesitados:


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