PARROQUIA SAN SEBASTIÁN DE POZOBLANCO

jueves, 20 de septiembre de 2018

Hoy, 20 de septiembre, hace 82 años de la muerte de la mártir Teresa Cejudo, cuya imagen veneramos en la Parroquia.

La madre de Mané fue testigo directo
de lo que sucedió con la mártir Teresa Cejudo.
Según los que la conocieron fue una mujer muy activa en la vida de la iglesia, de Pozoblanco, de aquellos años.

Seis días después del asesinato del párroco el beato D. Antonio Rodríguez Blanco, el 22 de agosto de 1936, fue detenida y conducida a prisión.  Fue juzgada el 16 de septiembre, acusada de propaganda política contra las ideas marxistas, a lo que ella respondió: “No ha sido por defender al capital, sino la ley de Jesucristo”. Nunca negó en el juicio ser católica. Cuando fue condenada a muerte junto con otras diecisiete personas, varios miembros del público asistente comenzó a gritar y a aplaudir. Al oír la sentencia a muerte, dijo Teresa: “Esto lo esperábamos nosotros. Nos reclama Jesucristo y nos vamos con él”. Después de despedirse de sus dos hermanas, abrazar a su hija, que tenía 10 años, le dice: “Te quedarás con las tías. Todos te querrán mucho, incluso estos milicianos que nos rodean. Tú tienes a tu madre en el cielo”. 

Fue la última en morir, animando a sus compañeros de martirio con la esperanza de la vida eterna. Tenía cuarenta y cinco años. “¡Os perdono, hermanos! ¡Viva Cristo Rey!” fueron sus últimas palabras.

Esa rabia y ese odio contra Dios y contra la fe católica se convirtió en una ocasión de expresar un amor más grande, un amor que muere perdonando a los verdugos. El mejor testimonio que puede dar un cristiano. Y esto solo puede ser fruto del Espíritu Santo que habita en el corazón. 

Es un testimonio de fe y perdón que nos edifica y nos anima a vivir con más radicalidad el Evangelio. Nuestro pueblo, nuestro país, necesita de cristianos que en la vida pública y privada, con sus obras y palabras, den testimonio de la fe en Jesucristo. Testimonio de amor, perdón y unidad.

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