Ildefonso e Isabel |
Siempre que nos acercamos un poco a Dios y a la Iglesia, experimentamos su amor que se manifiesta en la acogida y el perdón.
La “voluntad de Dios” no es, como fácilmente tendemos a pensar: desagradable, situada ahí delante con la finalidad fundamental de poner a prueba nuestra obediencia, sin más remedio que resignarnos, en “aceptarla”. No, “la voluntad de Dios”, dice San Pablo, “es que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad”. Cristo ha venido, no para recortar nuestra vida, sino para hacerla posible, y hacer posible su plenitud. Uno no se une a Cristo, y no permanece en Cristo, por masoquismo, o por un sentido de la obligación y del deber. Estamos unidos a Cristo para dar fruto "para tener vida, y vida e abundancia".
No hay comentarios:
Publicar un comentario