Como ya hemos adelantado hace unos días, queremos ofrecer algunos testimonios sobre el noviazgo. Un período precioso, que prepara la realización de algo muy grande y santo: el matrimonio y la familia. El noviazgo cristiano es una etapa fundamental. Motivo por el cual no se puede vivir irresponsáblemente, en forma trivial, vana, puramente placentera...
El matrimonio es el período de entrega, y el noviazgo es el período de discernimiento.
Agradecemos a los que se han animado a responder a nuestra petición.
Raúl y Myriam |
Soy Myriam, tengo 32 años, soy Hematóloga y vivo mi fe en
una Comunidad del Camino Neocatecumenal. Nos casamos el próximo 8 de septiembre.
Conocí a Raúl el Viernes Santo de 2017 en una comida antes
de los Oficios de ese día. A esa comida fui invitada por una mujer como
agradecimiento tras haber ido a ver a su padre ingresado en el Hospital donde
yo estaba trabajando en ese momento. Raúl llegó el último y sus palabras de
agradecimiento al dueño de la casa, porque también le habían invitado, hicieron
que me volviese, porque estaba de espaldas, y durante unos segundos nos miramos
fijamente y sentí algo especial. A lo largo de la comida estuvimos hablando y
sentí que Dios me había presentado a ese hombre en medio de gente que no
conocía. Yo llevaba 3 años sin quedar con ningún chico y pedía a Dios, por las
mañanas en Laudes y antes de dormir, que me regalase al hombre de mi vida si la
vocación que tenía preparada para mí era el Matrimonio. Y si no era eso que
quitará de mi corazón ese deseo y sembrara lo que Él tenía preparado.
También
recé a San José, porque admiro su obediencia a Dios y su cuidado a la
Virgen María. Durante estos 3 años la mayor parte de mi tiempo estaba ocupado
por el trabajo y me sentía bien y contenta con lo que hacía pero tenía un vacío
en el fondo de mi corazón, a nivel personal no me sentía realizada. Comencé a
descubrir que lo fundamental era ser feliz con lo que Dios me daba en cada
momento, estar al servicio de los demás. Descubrí que en mi vida lo primero
tenía que ser Dios, Dios el centro de mi vida y después todo lo demás. Muchas
amigas me presentaron a chicos pero nunca surgió nada.
Bueno, tras la comida del Viernes Santo, Raúl y yo nos
volvimos a ver preparando la Iglesia para la Pascua. El Domingo de Resurrección
recibí un mensaje suyo y a partir de ahí empezamos a conocernos. Éramos los dos
de la misma Parroquia pero nunca nos habíamos visto. A partir de ahí empezamos
a quedar todas las semanas y yo sentí que antes de comenzar a salir quería ser
honesta con él, y aunque tenía miedo, le conté mi historia, mi pasado, mis
debilidades, mis limitaciones y mi sorpresa fue que él dio un paso hacia
delante y me invitó a comer a casa de sus abuelos. Ahí sentí el amor de Dios.
Donde a mí me costaba amarme, Dios me amaba. Yo sentí el amor de Dios a través
de Raúl que también me quería a pesar de todas mis cosas.
En Mayo comenzamos a rezar el Rosario juntos y además
empezamos a ir a misa diaria siempre que podíamos. Era nuestra manera de pedir
a Dios que Él fuera la base de nuestra relación. Yo sentí algo que nunca había
sentido, me sentía muy amada y de una manera muy verdadera, sin egoísmo, sin
orgullo y con una entrega y respeto que nunca había experimentado.
Durante este año yo he sentido que Dios es mi Padre que me
ha regalado a Raúl en el momento que tenía que ser, he sentido que Jesucristo
verdaderamente ha resucitado en mi vida porque nos prometimos en Pascua (hasta
ese momento a mí me costaba dar este paso) y siento que el Espíritu Santo me
guía en mi día a día. También veo la ayuda de la Virgen María, que me regala el
día de su Natividad para casarnos.
Sólo puedo decir GRACIAS a Dios en primer lugar por la VIDA
y en segundo lugar por todo lo que me regala y mi experiencia está aquí para
dar gloria a Dios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario