PARROQUIA SAN SEBASTIÁN DE POZOBLANCO

viernes, 27 de octubre de 2017

Vocación, anécdotas, historias, investigación, misión... una larga entrevista con nuestro sacristán, archivero, escritor Juan Fernández Medrán

Normalmente no nos gusta dejar en el blog una estrada muy larga, pero… les aseguro que la siguiente entrevista les va resultar muy amena.

Juan Fernández Medrán, nuestro sacristán, archivero, escritor y un largo etc., tiene una memoria prodigiosa para las fechas, acontecimientos y todo aquello que atañe a la vida Parroquial.

A cuatro meses de la publicación de su libro “D. Juan Caballero una vida fecunda” le pedimos que comparta con nosotros su experiencia sobre este trabajo y algunas vivencias entorno a su misión en la Parroquia.

Juan, llevas desde muy pequeño en la Parroquia y siempre has tenido un trato muy cercano con todos los sacerdotes que han pasado por Pozoblanco y en particular los que han pasado por San Sebastián. Estás felizmente casado pero ¿nunca te planteaste, en su momento, ser Cura?

Es cierto, que mi trato con los sacerdotes, siempre ha sido muy cercano, he querido  a los sacerdotes y siempre me he puesto a su servicio. Es verdad, que mi parroquia es San Sebastián, pero siempre he tenido un corazón abierto a todos, y con el deseo de servir a la Iglesia allí, donde me ha necesitado, creo, que esto es una lección de las muchas que aprendí de D. Juan.
¿Ser cura? Claro que me lo he planteado muchas veces; muchas dudas han pasado por mi  cabeza. Desde muy  pequeño, estuve a la sombra de la parroquia, y de la mano de los sacerdotes y esto, te lleva a pensar, “yo quiero ser cura,” y más si tienes la suerte de que hayan sido buenos ejemplos.

Pero Dios, llama a los que quiere y estoy convencido que a cada uno le llama a una misión, lo importante es responder con alegría a esta misión que Dios te llama, muchas veces tú quieres una cosa, y Dios te lleva por otro camino. El no haber sido cura, me afianzó para descubrir que el serlo, no dependía de mí, ni de lo que me gusta, depende de que Dios te haga la llamada.
Estoy contento con haber creado una familia cristiana, el tener una mujer que comparte la fe conmigo,  mi amor a la parroquia, y esto me basta para ser feliz. Yo siempre digo que Dios, solo quiere una cosa para cada hombre, que “seas feliz”. Yo, lo soy y esto me basta. Disfruto de mi familia, una gran familia,  de mis hijas, y por si me faltaba algo,  de mi nieta. Y de que mi hogar, sea un hogar de puertas abiertas.
Escuché en cierta ocasión que ser cura era estar como el cartel del taxi, donde siempre pone libre, o sea, siempre a disposición del que te necesita y esto es una gracia que Dios me ha concedido en mi vida, estar disponible para todo aquel que me necesita. ¿Se puede pedir algo más?
Recuerdo que D. Juan  más de una vez me dijo hablando de esa posible vocación al sacerdocio: no has sido ordenado pero creo que eres cura. ¡Vamos a dejarlo ahí! disfrutemos de todo lo bueno que Dios nos ha dado, que no es poco, y sigamos sirviendo a los demás.



Cuéntanos algunas anécdotas de los Curas con quienes 

has tratado más de cerca.

Yo comencé con D. Bartolomé García que era el párroco jubilado y con D. Manuel Nieto el Coadjutor, posteriormente vino D. Juan, a sustituir a D. Bartolomé por su enfermedad aunque él continuó en la parroquia.
D. Bartolomé, no podía caminar solo por su enfermedad y yo siendo bien pequeño lo llevaba cogido del brazo a la parroquia para celebrar la Misa.
Un día, le compré una torta que le gustaba mucho, y como los niños pequeños, iba tan contento comiéndose su torta por la calle, cogido de mi brazo, y se me cayó al suelo; yo que era pequeño no podía levantarlo, D.  Bartolomé en el suelo sin dejar de comerse la torta, se pisaba la sotana y más difícil se hacia el poderlo levantarlo, y recuerdo que ante mi angustia le dije: “D. Bartolomé la gente dice que hoy, no está el día para bollos, pero lo que creo es que hoy no está para tortas, haga el favor de dejar la torta y ayúdeme, a que lo levante. Era muy buen sacerdote, muy celoso de su parroquia.
Cuando ya no podía llevarlo a la parroquia, estuvimos mucho tiempo celebrando la Misa en su casa, él y yo solos, no había más feligreses. Recuerdo que cuando no podía ya controlar sus piernas lo cogía en brazos como a un niño, y lo llevaba para celebrar la Misa. Algunas veces, le tenía que decir todo lo que tenía que ir diciendo; el Señor me dio la oportunidad de servirlo hasta su muerte. ¡Cuantas experiencias!, pero ahora tampoco es el momento de comentar más, solo agradecer al Señor, las muchas oportunidades que me dio para ayudarlo.
D. Manuel Nieto, un cura muy sencillo con el que me encariñe y siempre me llamó la atención su humildad y su capacidad de servicio a los demás. Como vivió, murió, sirviendo a los demás le sorprendió la muerte, en un accidente de tráfico.
Recuerdo que llegó un pobre a su casa pidiendo,  su madre le dijo:  esos zapatos que lleva Vd. y esa manta ¿dónde los ha comprado? El pobre respondió, señora estos no los he comprado, me los ha regalado un cura. De estas tenía muchas. Claro el pobre desconocía que la mujer con la que hablaba era la madre del cura.
Otro cura que traté mucho, y marcó mi vida fue D. Manuel Moreno, era admirable el don de gentes que tenía, lo mismo estaba con el más rico del pueblo, que con el más pobre, siempre admiré la capacidad que tenía para estar al lado de todos. Ejemplos que sin lugar a dudas dejaron huella en mí.

Y D. Juan que voy a decir, cuarenta y cuatro años a su lado, un cura cura, un sacerdote bonachón , sencillo donde los haya, Padre, desprendido, no creo que le costara mucho hacer las homilías , que fácil es predicar cuando  día a día vives lo que predicas.
Más de una vez me contaron: hoy me he encontrado debajo de la almohada de la cama de mi padre enfermo, un sobre con un donativo. No sé quien lo habrá dejado, pero lo que sé, es  que solo ha estado aquí D. Juan el cura de San Sebastián…

La facilidad que tenía para hacerse niño, la facilidad que tenía para sentir los problemas de los demás e intentar buscar la solución. Me vienen a la memoria muchos recuerdos, pero pongamos un botón de muestra: los niños de la catequesis no podían pasar frío ni mojarse “eran otros tiempos los papás no tenían coches, para venir a recogerlos como ahora. Pero él los acercaba a su casa en su 600. “Hasta 13 niños vi montados en el coche” No pasaban frío, no se mojaban y el trayecto se convertía en una fiesta. Y D. Juan rebosaba alegría en todo su rostro

D. Gonzalo el cura que no parecía cura. Era todo corazón, era toda humanidad. Un hombre inteligente, preparado, buen profesor, pero que su sencillez ocultaba estas virtudes con las que estaba adornado. Si algo llevaba mal era las injusticias, que le podían hacer a otros, y personalmente, defendía ante quien hiciese falta, dicha injusticia, protegiendo siempre al pobre.
Me llamó siempre la atención, el desprendimiento en que vivía, no tenía apego a sus bienes,  solo se preocupaba de compartir con los demás, creando lazos de verdadera amistad.

Su ministerio, tenía un denominador común: sencillez, humildad, desprendimiento y servicio. Era tan natural, que recuerdo una anécdota muy graciosa en un entierro. Comenzó su homilía haciendo mención a una frase del evangelio que había proclamado, dicha frase la repitió varias veces y dado que al difunto lo conocían por un apodo, que hacía alusión a la frase que estaba mencionando, me acerque a él consciente de que era desconocedor del mismo y le dije: No digas más esa frase, que al difunto y a su familia le dicen ese mote…

Bueno Juan, si seguimos por este camino va salir otro 

libro... Vamos a otra pregunta. No tengo ninguna duda 

de que has disfrutado con el libro “D. Juan Caballero 

una vida fecunda”. Es más te ha tocado el corazón… y 

esto literalmente… ¿Te ha prohibido el Cardiólogo 

volver a coger el libro?

Claro que he disfrutado y mucho, escribir de una vida como la de D. Juan, me ha hecho mucho bien hacer un recorrido agradable por tantas experiencias vividas a su lado, durante más de cuatro décadas.
Bueno, pues como dices, el escribir este libro de la vida de D. Juan me ha tocado el corazón, y hasta literalmente. Son muchas las emociones que embargan mi corazón, al recordar al que fue un Padre para mí.
Fue el  Veintitrés de Junio, día  de la presentación del libro, traía a mis espaldas mucho estrés, muchas horas de no dormir y mucho trabajo, ya que quería presentarlo para esa fecha, puesto que hacia los cuarenta y cinco años que había tomado posesión de la parroquia, y  sesenta y seis años que celebró su primera Misa. Fue un día  muy emotivo, la iglesia abarrotada de personas que con su presencia venían a testimoniar el amor que le habían tenido a D. Juan, y para mí, era un día histórico en la parroquia, sumándole a este acto, el amor de muchas personas que habían pedido al Ayuntamiento, la concesión de esa calle que lleva su nombre,  que gracias a los Pozoalbenses ya no es un deseo sino una realidad.

Presentando el libro, empecé a sentirme un poco mal, pero pensé que seria de la emoción, pero el dolor en el pecho no se me quitaba, por lo que al finalizar  tuve que ir al Hospital, y a los pocos días fui ingresado pasando posteriormente a Córdoba a Reina Sofía,  se me practicó un Cateterismo, estando al día de hoy,   en fase de recuperación y encontrándome de baja laboral.
Yo, ya había tenido problemas cardiacos en otras ocasiones. La primera vez, que me sucedió fue cuando D. Juan celebró en el año dos mil uno, sus Bodas de Oro Sacerdotales,  en aquella fecha se le preparó un bonito homenaje al que me entregué en cuerpo y alma.
Es verdad, que cuando pongo la vida de D. Juan sobre la mesa le pongo corazón, tanto que se me debilita. Pero gracias a Dios podemos estar contándolo.
A tu pregunta de si el Cardiólogo me ha prohibido coger el libro, te puedo decir que cuando me estaban haciendo el Cateterismo, me pregunto: Juan ¿que estabas haciendo cuando sufriste el dolor en el pecho? Le contesté: Presentando un libro de la vida de un sacerdote, con el que he compartido toda mi vida,  fue un Padre para mí. El médico no me dio respuesta, y cuando terminó la intervención, me dijo: Juan te he dejado para que presentes por lo menos otros cinco libros.
Espero que así sea. No obstante durante este tiempo que estoy en casa de baja, en algunas ocasiones he cogido el libro para leerlo, y soy yo el que me lo he prohibido. Me emocionaba,  me daba cuenta que no me beneficiaba. Así, que tendré que continuar recuperándome y ya llegará el momento, que me pueda deleitar con su lectura.


¿Cómo ha sido el proceso 

de creación de este libro?

Bastante laborioso e intenso. Es verdad que yo, tenía muchas cosas escritas, muchas fotografías,  muchas ideas en la cabeza, de cómo quería que fuera este libro. De todas formas, pienso que ha sido muy poco tiempo, desde su muerte, hasta la fecha de la presentación,  he tenido que trabajar duro, para poder sacar a la luz este trabajo.
He tenido que desplazarme, para informarme y sacar datos a su pueblo natal Villanueva del Duque, a Fuente la Lancha, Cardeña, Azuel, Venta del Charco y Aguilar de la Frontera, pueblos en los que estuvo destinado durante su Ministerio.
Estoy convencido que no será un libro solo para la estantería, contiene una riqueza  en sus páginas, a la que tendremos que acudir muchas veces, para ser alentados, iluminados,  ayudados por sus palabras, y enriquecidos por tantos testimonios que hablan por si solos, de lo que fue  la vida sacerdotal de D. Juan,  donde podemos descubrir, qué lo hace merecedor del título que lleva su libro. “D. Juan Caballero una vida fecunda”.

¿Por qué puede interesar hoy un libro sobre la vida de 

un “cura de pueblo”?

Mira, yo pienso que hoy en los tiempos en que vivimos, la vida de un cura le interesa poco a la gente. Pero en este mundo, cualquier persona,  puede pasar como se suele decir sin pena ni gloria.
D. Juan, decía en muchas homilías, que el cristiano no se puede conformar con decir, yo no le hago mal a nadie. Pero ¿qué bien haces?.
De esto se trata, podemos pasar por este mundo, con una vida bastante mediocre, superficial, en definitiva como decimos vulgarmente ni chicha ni limoná.
Pero podemos pasar por este mundo dejando huella, siendo un espejo donde otros se puedan mirar, siendo luz para muchos, siendo como dice la palabra de Dios, pobres que enriquecemos a muchos.
Creo firmemente, que esta ha sido la trayectoria de D. Juan Caballero. Por eso, vidas así entregadas, gastadas hasta el último aliento de su vida hace, sin duda, que sea un estímulo para muchos, como decían algunas personas cuando firmaban para la calle, yo no soy de Iglesia, pero para este cura, lo que quieras. Este hombre, este sacerdote caló en el corazón de todos. 
Por tanto, pienso que su testimonio de vida debe quedar plasmado en este libro, para ayuda de todos los que tuvimos la suerte de compartir y beneficiarnos de su ministerio, así, como un espejo donde las generaciones futuras puedan mirar.


Hoy, los cristianos tenemos un problema, somos bastante mediocres, nos pasamos la vida pensando en nosotros mismos, nos gusta llevar una vida fácil, pero nuestra vocación es la Santidad.
Recuerdo que D. Juan decía en una homilía. “Nunca os he dicho que vengo de una familia muy importante, vengo de familia de Santos, porque en la Iglesia estamos llamados a la Santidad.”
Este es nuestro camino, es verdad que a veces se hace duro y fatigoso el recorrerlo. Por eso tener un libro con vidas como la de D. Juan, no me cabe la menor duda que es un buen referente, es un acicate para que no nos durmamos en los laureles y que podamos con la gracia del Señor, hacer también de nuestra  vida una vida fecunda.

¿Cómo ha sido la recepción del libro?

El libro ha sido acogido con alegría, por personas de cualquier rincón del pueblo, de distintos colectivos , de otros pueblos donde D. Juan fue conocido, querido, donde nunca fue olvidado y estoy seguro que al tener este libro en sus manos, les recordará tantas experiencias vividas a través de su ministerio y donde de nuevo podrán verse enriquecidos. Muchas personas me han llamado por teléfono o me han parado por la calle y me han dicho GRACIAS JUAN POR EL BIEN QUE ME ESTA HACIENDO EL LIBRO.
Solo por escuchar esto, creo que ha merecido la pena el trabajo.

¿Más o menos cuantos se han vendido hasta hoy?

No llevo un control exhaustivo de la venta, calculo, que se haya podido vender un 40%. Es verdad que al principio se vendieron muchos, ahora lo que toca es que se vayan vendiendo al ritmo que se está haciendo, hoy uno, mañana ninguno, pasado tres  y así sucesivamente. No para, aunque más lentamente.

De todas formas hago una llamada a todos aquellos que todavía no lo tienen, a que lo compren, no por un fin lucrativo, sino porque creo, que puede hacer mucho bien su lectura. Cualquier día, se puede comprar en mi casa o en la parroquia.

El Prólogo lo escribió el Obispo, y aprovechando la 

Visita Pastoral le regalaste un libro con una extensa 

dedicatoria. ¿Nos puedes decir que decía la dedicatoria 

y que te dijo D. Demetrio sobre el libro?

En resumen, le ponía en la dedicatoria, que al leer sus páginas, experimentará la alegría de haber tenido en su Diócesis un sacerdote de la talla de D. Juan, ya que para él, seria de una gran satisfacción, el haber contado con  una  vida sacerdotal totalmente entregada a los demás, donde había dado como fruto una vida tan fecunda.
D. Demetrio, me felicitó por el trabajo realizado, me subrayo que había hecho muy bien, al  sacar a la luz esta vida sacerdotal, que no podía quedar oculta, ya que “la luz no está para ponerla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos”.

Me manifestó, que la aportación mediante este trabajo estaba seguro que iba a beneficiar a muchas personas, pero que al mismo tiempo, había hecho una aportación grande a la Diócesis, porque al igual que la Iglesia, la sostienen sus columnas, hacía falta también mostrar las columnas vivas, que hacen que la Iglesia se sostenga y una de esas columnas, era la vida de D. Juan, que unido durante todo su ministerio a Cristo, había dado un fruto fecundo del que todos se podían beneficiar.

La próxima entrada, o cuando pueda, les dejaré la anécdota del niño de nuestra Parroquia que se niega rotundamente a ser sacristán como Juanito... :-)

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