Está claro cual sera la próxima boda de esta mesa :) |
Pero en realidad la Iglesia es y será siempre, una comunidad de personas débiles, cojos, reincidentes, incompetentes, dejados y limitados. Como aquellos doce elegidos por Cristo. Como aquellos que sanó mientras anunciaba el Evangelio. Es decir, somos pecadores que viven de la misericordia y la Gracia de Dios para reconstruir y sanar nuestra naturaleza herida, rota. La Iglesia de Jesucristo somos personas limitadas que reconocen sus limitaciones y piden perdón a Dios y a los hermanos con humildad, que se arrepienten de sus pecados. Por eso los que formamos parte de esta gran familia siempre rezamos diciendo: “Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten misericordia de mi, que soy un pecador”.
Solo en la iglesia nuestras miserias se convierten en una ocasión y un lugar para encontrarnos con el amor y la misericordia de Dios. Y la experiencia de este amor que perdona siempre, nos capacita para el bien, para amar, perdonar y nos rescata de vivir solo para nosotros mismos. Dice el Papa Francisco, la iglesia es un “hospital para pecadores”. Es decir un lugar para ser reconstruidos, sanados del pecado.
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