PARROQUIA SAN SEBASTIÁN DE POZOBLANCO

viernes, 16 de diciembre de 2016

Mañana tenemos una cita con los que necesitan nuestra ayuda; no olvidemos que hay más alegría en dar que en recibir. La Navidad es un tiempo muy propicio para compartir. Salgamos de nosotros mismos y ayudemos a los que nos necesitan

Conozco muy poca gente a quien no le gusta la Navidad, pero sí hay mucha que no la vive con pleno sentido lo que se celebra: el nacimiento de Jesucristo, el regalo más grande que hemos recibido en nuestra vida, el mayor acontecimiento de la historia humana.
Es estupendo que se coloquen luces en las calles, que los escaparates de las tiendas ofrezcan la posibilidad de hacernos regalos unos a otros, pero la alegría de la Navidad, no viene de estas realidades; viene de su contenido espiritual que los cristianos debemos tener presente. 

El tiempo de Navidad son días en que las familias se reúnen en torno a mesas bien surtidas de ibéricos de los Pedroches; se organizan comidas de empresa con los compañeros de trabajo; encuentros de amigos que vuelven por estos días al pueblo; los reyes magos vienen cargados de regalos para todos…Y los que podéis celebrar así la Navidad, es estupendo ¡enhorabuena!  Pero todo esto no debe hacernos olvidar a quienes no tienen nada o no tienen a nadie o tienen muy poco, y no pueden hacer unos mínimos gastos extras.


En el portal de Belén sobresale la pobreza. Allí no hay nada, ni adornos, ni muebles ni cama, ni tv,  ni lo más elemental de una casa pobre. Una cueva, un pesebre, unas pajas, un buey y una mula. Así ha elegido Dios hacerse presente entre nosotros. Esto nos hace pensar que el desprendimiento y la humillación son un ingrediente necesario para la salvación del mundo. La Navidad se entiende en este contexto. Fuera de este contexto, no entendemos nada de lo que acontece en Navidad. Navidad es una llamada fuerte a la humildad, a la sencillez, al desprendimiento, en beneficio de los demás.

Pobre no es solo aquel que no tiene recursos económicos, sino todo aquel que sufre, está solo, sin esperanza, triste, enfermo… Acerquémonos a los que necesitan para compartir con ellos lo que hemos recibido. También la fe, que es nuestra perla preciosa, nuestra mayor riqueza. “Quien no da a Dios a los demás da muy poco” decía la Madre Teresa de Calcuta.

Muchos cristianos, que nos han precedido, han vivido el misterio de la Navidad así, y han construido de esa manera una sociedad mejor. Hoy nos toca a nosotros. Haz una compra para los que necesitan. Ya sabes donde dejarlo.

+ Aníbal Cantero
Párropco de San Sebastián

1 comentario:

  1. Gracias por este artículo tan maravilloso. Recuerdo que para dejar vuestra apotación de alimentos pòdréis tambien acudir a nuestra casa en Avd. Madre Carmen Sallés, 14. Cáritas somos todos. Ayúdanos a ayudar. Feliz día de la Operación Kilo!

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