PARROQUIA SAN SEBASTIÁN DE POZOBLANCO

jueves, 15 de diciembre de 2016

A tres pastorcitos la Madre de Dios descubre el misterio de su corazón...

Nos hemos presentado ante la virgen como los pastorcitos de Fátima
El 13 de mayo de 1917, tres pastorcillos fueron testigos de las apariciones de Nuestra Señora en Fátima, que duraron hasta el 13 de octubre del mismo año.
La Virgen se mostró, según el relato de los videntes, sobre una encina, vestida toda de blanco; era de pequeña estatura, como si se hubiera querido acomodar a la altura de los niños.
No es de fe creer en las apariciones particulares, y sin embargo, ¡cuánta fe se percibe en quienes acuden a venerar los lugares marianos, en especial donde se han dado signos especiales de presencia de la realidad sobrenatural!

Al acercarnos a los relatos de distintas apariciones, sorprende la coincidencia de que los testigos directos son personas sencillas, de las que no se puede pensar que inventaran la experiencia extraordinaria.


El indio Juan Diego en Guadalupe, México, la pastorcilla Bernadette, en Lourdes; Lucía, Jacinta y Francisco en Fátima (de 9, 8 y 6 años), son todos ellos representación de los que bendice Jesús en el Evangelio: “Te doy gracias, Padre, porque has ocultado estas cosas a los sabios y entendidos, y se las ha revelado a la gente sencilla”.

He sido testigo, en primera persona, en diversas ocasiones, en los lugares de peregrinación dedicados a la Virgen, de gracias especiales, milagros extraordinarios, que concede el Señor en el interior de las personas y en el exterior, por intercesión de la Virgen María.

Uno de los privilegiados de esta protección maternal ha sido el Papa Juan Pablo II (precisamente una reliquia, una gota de sangre, de Juan Pablo II hemos podido venerar junto con la imagen peregrina de la Virgen de Fátima) que sufrió un atentado mortal el 13 de mayo de 1981, librándose de la muerte por la protección maternal de María. Qué impresionante constatar que María ha protegido (y seguirá protegiendo) especialmente al Papa, a Juan Pablo II, librándole de la muerte para que ejerciera el pontificado 24 años más.


El mensaje de Fátima es muy sencillo: oración y penitencia. Oración que introduce en el ámbito de la fe y la alimenta, mediante una oración muy sencilla como es el Rosario. Penitencia que asocia al cristiano a la cruz de Cristo “por los pecadores”, en la que estamos incluidos todos.
En este siglo XX, lleno de calamidades, la Virgen María se adelanta en Fátima indicando el camino: oración y penitencia. “Al final, mi Corazón Inmaculado triunfará” (13 julio 1917). Según el libro profético del Apocalipsis, la gran batalla entablada en la historia por María contra el dragón rojo (Ap 12) señala la victoria final de la Mujer y de los discípulos de Cristo que tendrán que pasar por una larga persecución para participar de su victoria.


Estos días hemos sentimos la presencia de Nuestra Señora de Fátima en Pozoblanco; dándonos ocasión de actualizar de manera sencilla el mensaje de Fátima para todos: familias, jóvenes, niños y ancianos. La redención, la salvación, del mundo también hoy pasa por la oración y la penitencia.
Espero que este año 2017 muchos  podamos también visitar el lugar de las apariciones en Fátima.




Los videntes de Fátima, Lucía, Francisco y Jacinta, eran de la edad de estos niños:






¿Que le habrán pedido estos niños a la Virgen? ¿Que les habrá dicho la Virgen?




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