PARROQUIA SAN SEBASTIÁN DE POZOBLANCO

domingo, 21 de junio de 2015

Domingo XII

   Siempre se vio a la Iglesia en esta barca. Sí; a veces ‘parece' que Jesús duerme. Pero, aún cuando parezca dormido, la barca de Pedro es la única que lleva en ella al Señor. Marcos, en el evangelio de hoy, habla de que, con la de Pedro, salieron muchas otras barcas. Nunca se habla más de ellas. Se habla que la que llegó a la otra orilla es la de Pedro.

   El reproche más frecuente (o tal vez el único) que hace Jesús a sus discípulos es el de la “poca fe”. Este pasaje evangélico del reproche a Pedro es muy iluminador, porque pone de manifiesto que la fe no consiste principalmente en “creer” en la existencia de un cierto número de cosas, como Dios, el Cielo, la Virgen, y los santos, y otras similares, a la manera de quienes “creen” que hay brujas, o extraterrestres…  La fe es algo grande y bueno que sucede en la vida, y que sucede en relación con una persona, en un encuentro con Jesucristo y la presencia de Jesucristo, que vive en  la Iglesia. Donde la vida y la percepción de la vida cambia, y cambia para bien, de un modo que no sucedería nunca sobre la base de una mentira, o de una fantasía.


  Jesús nunca reprocha a sus discípulos su temperamento, sus límites, sus deficiencias de carácter, su inmadurez. Sólo la falta o la pequeñez de la fe. Al contrario de como nosotros concebimos la vida moral, a Jesús sólo parece importarle la fe, y la necesidad de esa fe para la vida moral. Nunca les habría dicho a sus discípulos algo así como: “Voy a hacer primero de vosotros unos hombres, y luego ya vendrá la formación cristiana. En otro pasaje evangélico  los discípulos le preguntaron al Señor: “¿Qué hemos de hacer para hacer las obras de Dios? Jesús les respondió: La obra que Dios quiere  es que creáis en quien Él ha enviado”.

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