PARROQUIA SAN SEBASTIÁN DE POZOBLANCO

sábado, 23 de mayo de 2015

Pentecostés

La Virgen de Luna en la Parroquia
  

   Que esta celebración nos encuentre hambrientos, sedientos de Dios… Los dones de Dios son un regalo pero no lo podemos recibir sin nuestra colaboración, y la condición es que lo deseemos… colaboramos no estorbando, abriéndonos a ellos. El espíritu santo se derrama sobre nosotros, pero cada uno lo va a recibir en una medida distinta, y no porque Dios haga discriminaciones. Nosotros tenemos una mentalidad igualitarista y pensamos que Dios tiene que tener un trato igualitario con todo el mundo… y aplicamos a Dios conceptos que no se corresponden… Cada uno recibe la gracia de Dios en la medida que lo desea y no pone obstáculos.


   En esta fiesta, donde se regala el Espíritu Santo, se desvela el objetivo final por el que se había desarrollado toda la historia de la salvación. Toda la historia, desde la elección de Abraham, pasando por la liberación de Egipto, el cuidado del pueblo israelita, su complejísima historia, que se realizó para que tú y yo podamos participar de la vida divina, para que podamos acoger la vida divina en nuestro pequeño recipiente humano, ¡tan frágil e insignificante! Para que Dios pudiera mostrarnos su amor.



   Nosotros hemos nacido con el amor a nosotros mismo, hasta el odio a Dios si es necesario, y es preciso que este egoísmo se transforme en un amor a Dios hasta el odio de nosotros mismos, y esto solo lo puede hacer Dios. Cuando las cosas van bien no sentimos ninguna rebelión contra Dios; pero cuando se contradicen nuestros planes, cuando quiero seguir lo que me piden las pasiones, las malas inclinaciones, lo que a nosotros nos parece, negamos a  la iglesia y a Dios si es menester.  En cambio el Espíritu Santo nos revela otra imagen de Dios, el amigo, el padre, que entregó a su hijo, infunde en nosotros el amor de Dios la persuasión que Dios nos ama. Por eso es una capacidad interior un principio vital que nos capacita para amar a Dios y al prójimo. La ley nueva es el mandamiento nuevo de Jesús. Por eso la ley nueva no son todos los preceptos morales que vienen en el evangelio. Si Jesús hubiera dicho “amaos como yo os he amado” y punto, y no hubiese hecho otra cosa, estaríamos nosotros exactamente como en el AT. Jesús al morir en la cruz nos ha dado su capacidad de amar, su corazón, por eso es un mandamiento totalmente nuevo. Por eso si a estas palabras no acompañan la gracia del Espíritu Santo sería como una ley más, que no está a nuestro alcance… Los mismos apóstoles que escucharon todo el evangelio de la boca de Jesús, cuando llego la pasión no se acordaron de nada, de poner la otra mejilla… Solo cuando bajó sobre ellos el espíritu santo se convirtieron en hombres nuevos capaces de dar la vida por su Señor. Este Espíritu es el amor con que Dios nos ama y nos hace capaces de amar a Dios… Y es este amor, esta gracia la que hace posible cualquier esfuerzo humano. Solo con este Espíritu podemos vivir el cristianismo en clave de amor.

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