El día a día de la misión aquí puede parecer un poco difícil
de entender desde allí. Estamos comenzando y organizándonos. A parte de las
lecciones de tailandés que estoy recibiendo, martes y jueves dos horas, hay
muchísimo trabajo con las familias y las chicas que llegaron para la misión. Poco
a poco se están instalando. Desde papeleos con el tema del visado, buscar
escuelas de thai, casas para las familias, trabajo para los padres de familia,
ect… y como somos pocos siempre preparando la celebración de la Palabra y de la
Eucaristía. También organizamos cenas con los vecinos y amigos, que sinceramente
creo que es cuando más predicamos el Evangelio (como se dice “entre col y col
lechuga”). Quedan sorprendidos de las celebraciones y ver a los niños hablando
thai (tailandés). El otro día un amigo mío vino a casa cuando estábamos celebrando
la eucaristía y vio la mesa blanca con las flores y el atril y se fue. Al día
siguiente fuimos a jugar al tenis y me hizo muchísimas preguntas.
Además, como os podéis imaginar, claro, soy yo el que me
lavo mi ropa, me cocino, limpio... que no tengo chacha thai que me lo haga. Todo el día estoy en movimiento y aunque estoy
un poco cansado estoy muy contento.
A nivel personal, para ser sincero, veo que esta vida de ponerme al servicio de
los demás me ayuda mucho y me siento realizado. Por otra parte yo sé que el
Señor me llama a la misión, que es lo mejor que me ha pasado, pero de momento no sé si Dios me llama como
célibe o casado. No sé lo que pasará más
adelante, a mi me ayuda el vivir el día
a día y sinceramente el miedo del futuro se me ha quitado y lo de que estoy
perdiendo el tiempo también porque estoy aprendiendo muchísimo. Estoy en manos
del Señor.
A la hora de desplazarme de un lugar a otro, mi moto ha sido la salvación
porque aquí no hay buses ni nada. Solo unas camionetas que pasan cuando quieren
y a partir de las 19 hs ya solo están en
el centro.
También estoy muy contento, aunque también con un poco de
miedo, porque me han contratado para dar clases. Un día antes de viajar a Camboya
me llamaron para un colegio y tuve una reunión con la directora y profesores, y
me han dado el trabajo. Daré ciencias,
inglés y religión en un colegio privado internacional en el que se dan chino,
japonés, francés, inglés y thai. Tengo que dar las clases todo en inglés. El
sueldo no será mucho pero será una ayuda para la misión.
Ahora estoy unos días en Camboya. Estoy impresionado. Estuve
en los palafitos donde 1000 familias vietnamitas viven en el rio, después de la
guerra de Pol Pot no tienen papeles camboyanos.
Los lunes, martes y miércoles ayudo a las monjas de la Madre Teresa de
Calcuta con los niños.
En Camboya |
Samuel Rojas Marín
Rezad por mí y la misión en Tailandia.
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