PARROQUIA SAN SEBASTIÁN DE POZOBLANCO

miércoles, 3 de diciembre de 2014

Montando el belén

Con José Luis en su taller
     Algunos niños de la catequesis han visitado a José Luis Pena, nuestro “belenista” de la c/ Feria 59, en su taller donde va preparando las figuras que colgará en la fachada de su casa. Está realizado un belén que, como todos los años, es distinto y dice que nada más pasadas las fiestas navideñas ya empieza a pensar en el belén que preparará el año siguiente. Su primer belén en Pozoblanco lo realizó en el 2008, al venirse a vivir a nuestra ciudad, y desde entonces no ha dejado de hacerlo.
    Los niños salieron encantados al ver de cerca todos los detalles de las figuras… todos los materiales que utiliza,  además es el autor de la “posada” que ponemos en la Parroquia para el teatro de Navidad de los niños.

ESCENAS DEL BELE Y SU SIGNIFICADO.
Belén (Bet-lehem) significa “la casa del pan”. En esta pequeña localidad de Palestina nació Jesucristo, el Hijo de Dios, el Pan de Vida, nuestro Redentor, el Mesías prometido por Dios desde tiempos remotos. Una profecía de Miqueas lo anunciaba asi: “Y tú Belén de Judá, ciertamente no eres la menor entre las principales ciudades de Judá, pues de ti saldrá un jefe que apacentará a mi pueblo Israel” (Miq 5,1)
Belén era el pueblo donde había nacido el rey David y estaba ubicado en el territorio de Judá; ambas circunstancias son importantes a saber: El patriarca Jacob, antes de morir, había delegado en su hijo Judá para que ejerciese la autoridad sobre el resto de los once hermanos. “Hasta que venga Aquel a quien Dios ha destinado, a quien darán obediencia todos los pueblos” (Gen 49,10), en una clara referencia al Mesías que había de venir revestido de la autoridad de Dios. Ya tenemos, pues, que el Mesías nacería de la tribu de Judá.
Y en Belén de Judá vivía David cuando fue elegido por Dios y ungido por el profeta Samuel para reinar sobre todo Israel. Dios le prometió continuar su reinado a través de su linaje: “Reinado que  será para siempre, tu trono durará para toda la eternidad” (2 Rey 7, 12-17) Pues de su descendencia nacería el Mesías (Jesucristo) cuyo reino será, y ya es, eterno según esta profecía; por eso a Jesús se le llama también “Hijo de David”.
   San José y la Virgen María se sabían ambos descendientes de David, aunque el anuncio del ángel Gabriel a María fue una sorpresa inesperada para ella, entre otras cosas porque había decidido ofrecer su virginidad a Dios y no figuraba en sus planes tener hijos, habiendo renunciado así a la posibilidad de ser la madre del Mesías.

El Misterio: Vemos al Niño Jesús que ha nacido, recostado en un pesebre -un recipiente donde se pone de comer a los animales-, que le sirve de cuna improvisada. Está envuelto en pañales porque hace mucho frio, aunque la tradición popular lo representa poco abrigado. A su lado está su Madre la Virgen Maria y San José: La Sagrada Familia. Este es el motivo central del Belén, cuya representación nos mueve a la contemplación del gran misterio de la Encarnación del Hijo de Dios.
Una parte del belén que lucirá en la c/ Feria 59 esta Navidad

La mula y el buey: En un establo en el que había animales nace Jesús, a continuación es colocado por su madre en un pesebre; en estas condiciones de extrema pobreza ocurrió todo, ¡Y es el Hijo de Dios! De momento pasa desapercibido en la tierra pero todo el cielo lo sabe, incluso los animales parecen adivinarlo: “Conoce el buey a su dueño, y el asno el pesebre de su amo” (Is. 1,3). “En el pesebre es donde los animales encuentran su alimento. Sin embargo, ahora yace en el pesebre quien se ha indicado a sí mismo como el verdadero pan bajado del cielo, como el verdadero alimento que el hombre necesita para ser persona humana. Es el alimento que da al hombre la vida verdadera, la vida eterna. El pesebre se convierte de este modo en una referencia a la mesa de Dios, a la que el hombre está invitado”. (Benedicto XVI)

Los pastores: Pero Dios quiso comunicar directamente la noticia del nacimiento de Jesús, aparte de a los Reyes Magos, a unos pastores que estaban velando al raso cerca de sus rebaños. Para ello les envió un Ángel que, en medio de la noche les dijo: “Os anuncio una gran alegría que será para todo el pueblo: Hoy os ha nacido en la ciudad de David un Salvador, que es Cristo Señor. Y esto os servirá de señal: hallareis un niño envuelto en pañales y recostado en un pesebre” (Lc. 2,8s).
   “Los pastores se apresuran para ver aquello tan grande que se les había anunciado. ¿Qué cristiano se apresura hoy cuando se trata de las cosas de Dios? Si algo merece prisa –tal vez esto quiere decirnos también tácitamente el evangelista- son precisamente las cosas de Dios.” (Benedicto XVI)

Los Reyes Magos: No fueron reyes en sentido estricto sino mas bien “magos” o “sabios” orientales versados en la ciencia de la astrología, que era una ciencia adivinatoria basada en el principio de que la vida de los hombres se desarrolla bajo la influencia de los astros.
 “Varios factores podían haber ocurrido para que se pudiera percibir en el lenguaje de la estrella un mensaje de esperanza. Pero todo ello era capaz de poner en camino sólo a quien era hombre de una cierta inquietud interior, un hombre en busca de la verdadera estrella de la salvación. Buscadores de la verdad. La religiosidad puede ser un camino hacia el verdadero conocimiento, un camino hacia Jesucristo. Pero cuando ante la presencia de Cristo no se abre a él, y se pone contra el único Dios y Salvador, se vuelve demoniaca y destructiva”. (Benedicto XVI)
Belén del año 2012

La estrella: Según el evangelista Mateo una estrella condujo a los Magos hasta Belén. ¿Qué tipo de estrella, existió realmente? “Es un hecho constatable la gran conjunción de los planetas Júpiter, Saturno en el signo de Piscis en los años 7 y 6 a. C. -considerada hoy el año verosímil del nacimiento de Jesús-. Esto podía orientar a los astrónomos del ambiente babilónico-persa hacia un “rey de los judíos”. La constelación estelar podía ser un impulso, una primera señal para la partida exterior e interior. Pero no habría podido hablar a estos hombres si no hubieran sido movidos interiormente por la esperanza… El cosmos habla de Cristo. Aunque su lenguaje no sea totalmente descifrable para el hombre en sus condiciones reales. El lenguaje de la creación ofrece múltiples indicaciones. Suscita en el hombre la intuición del Creador.

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