PARROQUIA SAN SEBASTIÁN DE POZOBLANCO

domingo, 30 de noviembre de 2014

Adviento. Nos preparamos a recibir al Señor que viene.




"Vino a los suyos, pero los suyos no le recibieron.  Pero a todos los que la recibieron les dio poder de hacerse hijos de Dios, a los que creen en su nombre" (Jn 1,11)." Y el juicio está en que vino la luz al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz "(Jn 3,19).
 ¿Habrá un lugar para el SEÑOR estos días? Eso se juega en la libertad de cada uno. En ese sentido, Adviento es tiempo de conversión: “Quien quiera ser cristiano debe “cambiar” continuamente sus pensamientos. Nuestro punto de vista natural es, desde luego, querer afirmarnos siempre a nosotros mismos, pagar con la misma moneda, ponernos siempre en el centro. Quien quiera encontrar a Dios tiene que convertirse interiormente una y otra vez, caminar en la dirección opuesta. Todo ello se ha de extender también a nuestro modo de comprender la vida en su conjunto. Día tras día nos topamos con el mundo de lo visible. Tan violentamente penetra en nosotros a través de carteles, la radio, el tráfico y demás fenómenos de la vida diaria, que somos inducidos a pensar que sólo existe él. Sin embargo, lo invisible es, en verdad, más excelso y posee más valor que todo lo visible. Una sola alma es, según la soberbia expresión de Pascal, más valiosa que el universo visible(Benedicto XVI).

   Los pastores dejaron sus ovejas, los ángeles salieron del cielo, los Reyes magos dejaron sus comodidades; todos se juntaron para adorar a Dios en los brazos de María y bajo la custodia de José.

   Adviento es tiempos para pasar más tiempo junto al Señor. Sí, hay que tener el valor de romper nuestros esquemas y centrarnos en lo esencial. Que estos días nuestra mirada, nuestro pensamiento y nuestra atención esté orientados hacia Dios.

   Como todos los años en Aviento, a patir de mañana, de lunes a viernes, a las 6:30 de la mañana nos reunimos la parroquia a rezar las Laudes en el Catecumenio San Sebastián. Así nos preparamos para celebrar la Navidad.

   

"Velad, pues no sabéis cuándo vendrá el dueño de la casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer; no sea que venga inesperadamente y os encuentre dormidos. Lo que os digo a vosotros lo digo a todos: ¡Velad!" (Mc 13,35-37)



 

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