PARROQUIA SAN SEBASTIÁN DE POZOBLANCO

viernes, 19 de diciembre de 2014

Fiesta de Navidad en PRODE


   Como todos los años hemos celebrado ayer, jueves, la Misa de Navidad con los residentes, familiares y amigos de PRODE.
   La oración de las personas con discapacidad, especialmente con discapacidad mental, no es inútil. Dios no dirá jamás que no a esta oración, porque un padre no puede olvidar a sus hijos más débiles.
   No basta un mero acercamiento asistencial a estas personas, es necesario  respetar su ser y condición de Hijos de Dios. Por eso hace ya varios años que la Parroquia viene acompañando espiritualmente a los residentes de PRODE.

   "No consideremos la discapacidad como un hecho dramático e innatural, sino más bien como una condición de debilidad que se traduce para la sociedad cristiana y civil en una prueba de su nivel de fe y de humanidad… Son… siempre personas que aspiran a la propia y plena valorización… Es necesario reconocer con los hechos que la persona con discapacidad es plenamente sujeto humano con derechos sagrados e inviolables; se le debe facilitar la participación en la vida de la sociedad en todas las dimensiones asequibles; pues la cualidad de una sociedad se mide por el respeto que manifiesta hacia los más débiles de sus miembros” (Juan Pablo II, 1984).  
 

    Un discapacitado no es un error de la creación. Mientras se sienten queridos, su discapacidad no es un problema. Nuestras pobrezas son un problema sólo cuando son un motivo para ser rechazados. Cuando uno es querido tal como es, y puede querer, las pobrezas dejan de ser un problema. En nuestra sociedad, se valora al que tiene -dinero, capacidades...-, y a los desfavorecidos te los puedes quitar de en medio. El estilo del Evangelio es justamente lo contrario: para Cristo, los más importantes son los más necesitados, y además son un regalo para el resto. “Las personas con discapacidad suscitan en nuestros corazones, frecuentemente endurecidos, una ternura que nos abre a la salvación. Nuestra sociedad, en la que demasiado a menudo se pone en duda la dignidad inestimable de la vida, de cada vida, os necesita: vosotros contribuís decididamente a edificar la civilización del amor. Más aún, sois sus protagonistas" (Benedicto XVI).
 
   
   "El hombre solamente es importante si es verdad que Dios ha nacido y ha muerto por él"

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