PARROQUIA SAN SEBASTIÁN DE POZOBLANCO

domingo, 9 de noviembre de 2014

Vivió y murió en defensa de la fe en Jesucristo.

Beata Teresa Cejudo, Mártir


    El 6 de noviembre la  Iglesia ha recordado a los Mártires del siglo XX en España, entre los cuales se encuentra la beata Teresa Cejudo, cuya imagen y una pequeña reliquia veneramos en la Parroquia. Fue una de las fundadoras de la Hermandad de la Soledad. Motivo por el cual hemos tenido estos días un recuerdo especial, pidiendo su ayuda e intercesión.

   Teresa nació en Pozoblanco, el 15 de octubre de 1890, en una familia cristiana. Sus padres fueron José Cejudo Muñoz e Isabel Redondo Caballero. Siendo muy joven, perdió a su madre. Como la mayor entre los hermanos, tuvo que dejar el colegio a la edad de 15 años para cuidar a sus hermanos más pequeños. Estudió en el Colegio de las religiosas Concepcionistas. Contrajo matrimonio con el arquitecto Juan Caballero Cabrera en  1925 y fue madre de una niña. Fue presidenta de las Mujeres de Acción Católica, de las Conferencias de San Vicente de Paúl y de las Marías de los Sagrarios. Fue también una activa cooperadora salesiana. (1890-1936).

   Cuando en julio de 1936 se desató la persecución religiosa en España, se ofreció al Señor como víctima por el triunfo de su causa. Seis días después del asesinato del párroco el beato D. Antonio Rodríguez Blanco, el 22 de agosto de 1936, fue detenida por su condición de católica comprometida. Después de despedirse de su familia, fue conducida a prisión. Allí se mantuvo serena y tranquila, animando a quienes con ella estaban en la cárcel y dando un ejemplo de caridad.

   Fue juzgada el 16 de septiembre, acusada de propaganda política contra las ideas marxistas, a lo que ella respondió: “No ha sido por defender al capital, sino la ley de Jesucristo”.
Nunca negó en el juicio ser católica. Cuando fue condenada a muerte, el numeroso público asistente comenzó a gritar y a aplaudir. Al oír la sentencia, dijo muy tranquila: “Esto lo esperábamos nosotros. Nos reclama Jesucristo y nos vamos con él, que estaremos mejor que aquí entre esta familia. Fue condenada a muerte, junto con otras diecisiete personas católicas. Después de despedirse de sus dos hermanas, abrazar a su hija y le dice: “Te quedarás con las tías. Todos te querrán mucho, incluso estos milicianos que nos rodean. Tú tienes a tu madre en el cielo”.
   El 20 de septiembre fue ejecutada. Quiso ser la última en morir para poder animar a sus compañeros de martirio con la esperanza de la vida eterna. Tenía cuarenta y cinco años. . “¡Os perdono, hermanos! ¡Viva Cristo Rey!” fueron sus últimas palabras.
   Fue beatificada por el Papa Benedicto XVI el 28 de octubre de 2007
    
   

   La vida de esta mujer es aliento, estímulo, ayuda y auxilio para nosotros, para que demos testimonio público de fe en Dios.

   Es un testimonio que no se ha de olvidar. Nuestro pueblo necesita de cristianos que en la vida pública y privada, en sus obras y en sus palabras, vayan dejando el testimonio vivo y real de fe en Jesucristo.

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