PARROQUIA SAN SEBASTIÁN DE POZOBLANCO

viernes, 7 de noviembre de 2014

"...y otras muchas que les servían con sus bienes"



   Todos los años en torno a la memoria de san Martín de Porres (3 de noviembre), nos reunimos con el grupo de limpieza de la Parroquia.    Celebramos juntos la Eucaristía y luego compartimos unos momentos de convivencia entre dulces y chocolate… Gracias a ellas los manteles bien planchados, el arreglo floral, la limpieza, los ornamentos litúrgicos, todo lo necesario para las distintas celebraciones, etc., etc… todo a punto. Y dispuestas siempre a salir al paso de cualquier necesidad. 

      Entre los seguidores de Jesús, en los evangelios, había  varias mujeres, hoy en nuestra parroquia prevalecen las mujeres. Son mayoría…

   Desde el principio, en el Evangelio están muy presentes las mujeres y de una forma muy activa. María, Isabel y Ana entendieron quién era el niño Jesús y dieron testimonio de Él. María recibió el anuncio del Ángel que ella concebiría un hijo que “será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin” (Lucas 1:31-33). Isabel, cuando María, embarazada, la visitó, “fue llena del Espíritu Santo, y exclamó a gran voz, diciendo: ‘¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!’” (Lucas 1:41-42). Del mismo modo, Ana, cuando María y José trajeron a Jesús al templo, vio el bebé y “daba gloria a Dios, y hablaba del niño a todos los que esperaban la redención en Jerusalén” (Lucas 2:38). María está presente en Cana, y facilita, el primer milagro de Jesús de convertir el agua en vino (Juan 2:1-11); en la cruz donde Jesús la encomienda a su apóstol Juan (Juan 19:25-26), y es contada entre los miembros de Jerusalén que se reunieron después de la ascensión de Jesús (Hechos 1:14).
      Jesús que iba caminando por ciudades y pueblos, proclamando y anunciando el Evangelio; le acompañaban los Doce, y varias mujeres: “María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios, Juana, mujer de Cusa, un administrador de Herodes, Susana y otras muchas que les servían con sus bienes”. (Lc 8, 1-3).   María Magdalena pasó a la historia por ser la primera persona que vio a Cristo resucitado. Todos recordamos esa escena: ella, llorando junto al sepulcro; el Señor que se le aparece como si fuera el hortelano. Luego el encuentro y el anuncio a los apóstoles.
   Además, los evangelios describen una serie de otras mujeres, cuya fe las llevó a buscar a Jesús:
-          La mujer Siro-fenicia, aunque era gentil, imploró a Jesús que sanara a su hija. “¡Oh mujer, grande es tu fe; hágase contigo como quieres!”. Y su hija fue sanada de inmediato (Mt15,21-28).
-          La mujer que padecía flujos de sangre durante doce años, llegó a tocar el manto de Jesús. “Hija, tu fe te ha salvado, vete en paz. (Mc 5,25-34)
-          La mujer desconocida que llegó a la casa de Simón. Ella llegó y ungió los pies de Jesús… Y Él le dice: “Tu fe te ha salvado; vete en paz” (Lc 7,36-50).
-          Y cuántas veces hemos escuchado el pasaje del Evangelio de Marta y María las hermanas de Lázaro.

   Después de la muerte de Jesús, las mujeres siguen desempeñando un papel activo en Su Iglesia. Lidia y Cloe (Hch 16,14-15, 1 Co 1,11),  Priscila participó junto a su esposo Aquila en la enseñanza del evangelio a Apolo (Hch 18:24-26;  Rm. 16:3; 1Cor. 16:19), Febe (Rm. 16:1-2), etc.

    «La historia del cristianismo hubiera tenido un desarrollo muy diferente si no se hubiera contado con la aportación generosa de muchas mujeres” (Benedicto XVI).

   Gracias a Dios hoy tampoco faltan “santas mujeres” en nuestra  parroquia que acompañan, escuchan y sirven a nuestro Señor Jesucristo en su Iglesia.

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