Adolfo Ariza, delegado de catequesis |
El pasado 31
de octubre, víspera de “Todos los Santos” tuvimos un encuentro en la Parroquia,
de todos los que trabajan en las distintas pastorales relacionadas con la
catequesis, con D. Adolfo Ariza delegado de catequesis.
En un contexto de oración de Vísperas D.
Adolfo desarrolló una charla sobre la vocación y misión del catequista. Al
final del encuentro compartimos un aperitivo a fin de seguir charlado y
compartir impresiones.
Dejamos un pequeño extracto en la que se
basó la charla del delegado de catequesis:
La palabra del anuncio siempre ha de estar
impregnada de una intensa vida de oración. Todos los métodos son ineficaces si
no están fundados en la oración. No se
puede dar a conocer a una persona cuando solo se tiene de ella referencias de
segunda mano. Anunciar a Jesucristo es introducir en la relación con Él:
enseñar a orar.
Tampoco podemos dar vida a otros sin dar
nuestra vida. El proceso de renuncia al propio yo es la forma concreta de dar
la propia vida. Una madre no puede dar a luz un niño sin sufrir. Todo parto
implica sufrimiento, es sufrimiento, y llegar a ser cristiano es un parto. “El
Reino de Dios exige violencia” (Lc 10,16), pero la violencia de Dios es el
sufrimiento de la cruz.
Contenidos esenciales de la Nueva evangelización
Conversión
Conversión
es salir de la autosuficiencia, descubrir y aceptar la propia indigencia, la
necesidad de los demás y la necesidad de Dios, de su perdón, de su amistad.
Pero el anuncio también debe ofrecer una comunidad de vida, un espacio común
del nuevo estilo de vida. No se puede evangelizar solo con palabras. El
Evangelio crea vida, crea comunidad de camino. Una conversión puramente individual no tiene consistencia.
Reino de Dios
Hablar de
Reino de Dios es anunciar: Dios existe, Dios vive, Dios está presente y actúa
en el mundo, en nuestra vida, en mi vida. Dios no es una “causa última” lejana.
Jesucristo
El
seguimiento de Cristo es la clave fundamental. Cristo se presenta como el
camino de mi vida. El seguimiento de Cristo no significa imitar al hombre
Jesús. Seguir a Cristo no es un asunto
de moralidad, sino acción divina y respuesta nuestra.
La vida eterna
La
predicación evangélica es anuncio del juicio final, anuncio de nuestra responsabilidad. Dios no es el rival de nuestra vida, sino
el garante de nuestra grandeza.
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