Con el nuevo rector del Seminario San Pelagio, Jesús María Moriana Elvira (a la izquierda) |
La vocación al sacerdocio comienza por un encuentro con el Señor. El discernimiento es necesario para descubrir la voluntad de Dios. A la luz de la oración y la reflexión compartida, en un contexto comunitario, desde la plena libertad personal, y desde la recta intención por parte de todos.
«En el mundo de hoy casi parece excluido que madure una vocación sacerdotal; los jóvenes necesitan lugares en los que se viva la fe, en los que se muestre la belleza de la fe, en los que se vea que este es un modelo de vida, ‘el’ modelo de vida y, por tanto, ayudarles a encontrar un ambiente comunitario, donde realmente estén rodeados de fe, de amor a Dios, y así puedan estar abiertos a fin de que la vocación de Dios llegue y les ayude» (Benedicto XVI). Ciertamente, la situación es muy difícil, pero el Espíritu sopla donde quiere y no se puede apagar su voz.
Dice el Papa Francisco: “detrás de cada vocación al sacerdocio o a la vida consagrada, está siempre la oración intensa de alguien, de una madre, de un padre, de una comunidad...”
No dejemos de pedir que el Señor siga suscitando vocaciones al sacerdocio y la vida religiosa, en nuestra Parroquia.
Todos los jueves, en la Parroquia, pedimos por las vocaciones.
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