PARROQUIA SAN SEBASTIÁN DE POZOBLANCO

miércoles, 12 de diciembre de 2018

Nos escribe César Fernández por Navidad, desde Uagadugú

Queridos todos:

Es Navidad. El Señor nos visita. Quiero compartir con vosotros mi experiencia de esta “visita” del Señor en este rincón de África en estos ya 37 años de vida misionera bregando por estas tierras.

La Biblia dice que son dichosos los pies del mensajero que anuncia la buena noticia. Y es así. Llevamos años recorriendo estos polvorientos caminos, bajo un sol implacable, intentando llevar la buena noticia, abriendo horizontes, animando a los que caen.

Cuanto más se mete uno en el trabajo, se ven más necesidades. Mi experiencia en estos años es que muchos de los problemas que estas personas, que estos jóvenes viven, se deben a una falta de formación. La escuela, la cultura, es fundamental en el desarrollo de un pueblo.
Me voy dando cuenta, de una forma práctica, lo que es la pobreza. No es cuestión de falta de alimento, de falta de medios económicos. No basta con dar de comer. La solución es más compleja y debe pasar por la promoción de la cultura, hay que cambiar la mentalidad. Tener dinero sin ser solidario no sirve. No basta con tener medios, hay que saber administrarlos; la buena gestión, el orden, la honradez, el amor por la verdad y la transparencia en la propia vida y en nuestras relaciones son las condiciones para una vida digna.

Y estamos en ello. Esta es la vida misionera. No es fácil. Es una lucha constante. Hay que empezar por la educación de los más pequeños, por la escuela, al mismo tiempo formar a los padres, formar educadores, crear redes de solidaridad, combatir el individualismo y la envidia que matan todo progreso.

Hay un punto de particular importancia en nuestro ambiente: la promoción de la mujer. Devolverle la dignidad. Formar a las mujeres; hacer que todas las niñas tengan acceso a la escuela. En este trabajo estamos ahora empeñados con nuestro Centro socio cultural donde 135 chicas aprenden tejido, costura y peluquería.

El nivel de cultura es muy bajo. Se hace alfabetización al mismo tiempo que aprenden su oficio. Se crean hábitos de trabajo, que a veces no existen; se provocan experiencias de solidaridad; se les inculca el gusto por la verdad, por el orden y la organización, por la buena gestión.

Muchas personas viven solo de las apariencias externas y son capaces de gastarse lo poco que tienen para “aparecer”. Esto está muy enraizado en el ambiente. Luchar contra este mundo falso de apariencias es una labor lenta, pero necesaria.

Se prepara a estas jóvenes para la vida matrimonial. Se les hace tomar conciencia de su dignidad. En fin, la labor es grande. Pero es un trabajo que merece la pena.

Al mismo tiempo pensamos en la escuela. Hay muchos niños sin escolarizar. Esto es un reto muy grande. Es urgente la escuela. Es la mejor inversión que podemos hacer. Y luego la enseñanza profesional que les permitirá acceder a un puesto de trabajo.
Estamos todos embarcados en este trabajo. Vosotros y nosotros. No dejo de dar gracias a Dios por vosotros, pues nos dais ánimo, sois solidarios. Vuestra colaboración permite que sigamos haciendo algo que merece la pena. Vosotros no lo veis, pero se está haciendo el bien.

Es así como celebramos Navidad, pues esta la manera como nos quiere el Señor: nos visita dándonos fuerza, ánimo, esperanza. Nos visita por medio de personas que son signos de su presencia.

Hoy os ha nacido un Salvador, se nos dice en la liturgia de Navidad por boca de los ángeles. Esta palabra va dirigida a los pobres y sencillos. Y esto se va haciendo realidad día tras días por vuestro deseo de compartir, por nuestro pobre esfuerzo. Por ello doy gracias al Señor y en nombre de mis compañeros os felicito.

Que paséis así una feliz Navidad. Contáis con nuestra admiración. Gracias por todo. El Señor os bendice.
Vuestro amigo misionero, César Fernández
Uagadugú, 8-12-18

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