La fe es el mayor regalo para los hijos y a las personas que nos rodean. Y la fe no son unas ideas, y se recibe mejor por un testimonio de vida.
Es necesario dar luz a los hijos para caminar por la vida. Hay que hacerles sentir la Iglesia como algo propio, hacerles descubrir la persona de Jesucristo.
No se puede pensar sólo en el mundo que dejamos a los hijos, sino en los hijos que dejamos al mundo.
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