"Cuánta suciedad hay en la Iglesia y entre quienes por su Sacerdocio deberían estar entregados completamente al Señor. Cuánta soberbia, cuánta autosuficiencia... La traición de los discípulos, la recepción indigna de su Cuerpo y de su Sangre, es ciertamente el mayor dolor del Redentor, el que le traspasa el corazón. No nos queda más que gritarle desde lo profundo del alma: Kyrie, eleison – Señor, sálvanos " (Benedicto XVI)
Recemos por la santidad de la Iglesia, por la crisis que afronta. Pidamos por todos los Sacerdotes, los Obispos. Para que la Iglesia recupere el centro de su misión.
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