La suegra de San Pedro |
Para muchos, los curas nos parecemos un poco a la suegra de Pedro. Nada más levantarse de la cama se pone a servir en silencio.
Los curas como las suegras son útiles porque sirven y acompañan en los momentos claves de la vida: administran el bautismo, perdonan los pecados, presiden la ceremonia de la boda con mucha más solemnidad que los alcaldes y concejales; preparan para la muerte, median en los conflictos matrimoniales… Las suegras, como los curas, son los mejores canguros de los nietos, aconsejan gratis a las nueras y a los hijos; son tolerantes con todos y rezan para que la familia se mantenga en pie y todos vayan al Cielo.
De las suegras, igual que de los curas, se hacen chistes crueles pero divertidos. Se las llama "mamá", pero la leyenda dice que, en el fondo, son perversas caricaturas de las madres. Las suegras, como los curas, ya se sabe: no se enteran de cómo está el mundo en realidad; están algo pasadas de moda, mayores y achacosas, como la suegra de Pedro.
Casi nadie confiesa ser "amigo de los curas". ¡Qué espanto! Tampoco hay "amigos de las suegras". Los unos y las otras son víctimas de alguna leyenda negra, quizá fundada en casos concretos, pero que injustamente se extiende a todos y a todas.
Jesús aquella mañana no hizo un gran milagro: la suegra de Pedro sólo tenía fiebre, pero había que curarla con urgencia para que pudiera seguir sirviendo. Eso es lo que hizo: servir. Lo cuenta San Marcos.
Los curas como las suegras también estamos enfermos y necesitamos que el Señor pase a nuestro lado, nos coja de la mano, como a la suegra de Pedro, y nos ponga en pie cada mañana.
PD No os preocupéis que en la Jara hablaremos de la Virgen de Luna.
Que tengas hoy un detalle bonito con tu suegra.
Mañana conoceremos mejor a una persona muy cercana a la Parroquia.
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