La mayoría la ignoran y vive con la sensación, especialmente si se es joven, de que esto va a durar para siempre, de que tendremos tiempo para hacer muchas cosas en el futuro... pero no.
La muerte nos hace presente nuestra condición de seres finitos. Estar aquí es un verdadero milagro, un regalo. Sí, la muerte nos golpea, pero también nos espabila para caer en la cuenta de las cosas importantes de la vida.
Los cristianos somos unos afortunados porque podemos mirar a la muerte de frente, con esperanza, porque ha sido vencida. “Tengo la certeza de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los principados, ni lo presente ni lo futuro, ni los poderes espirituales, ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra criatura podrá separarnos jamás del amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús, Señor nuestro” (Rm 8,38)
Dales Señor el descanso eterno. Brille para ellos la luz eterna. Descansen en paz. Amén |
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