Es urgente acabar con esa imagen deformada de la Cruz que tiene como centro el dolor. El Tentador, el padre de la mentira nos insinua: Dios quiere que sufras; quiso que sufriera su Hijo y ahora quiere que sufras tú…
Aunque hay dolor en la Cruz, también lo hay en la vida, incluso en la de quienes huyen de la Cruz. No es el sufrimiento el que da sentido y valor a la cruz: "Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único". ¡He ahí el verdadero retrato de la Cruz! Dios no inventó el dolor en el Calvario; lo que hizo allí fue abrazarlo y transformarlo en Amor. No nos acercamos a la Cruz para sufrir, sino para amar y ser amados, para dar sentido a nuestros sufrimientos convirtiéndolos en dolores de parto hacia la Vida.
No vuelvas a quejarte, que estás siendo muy amado.
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