PARROQUIA SAN SEBASTIÁN DE POZOBLANCO

domingo, 9 de julio de 2017

No hay humildad sin humillaciones

En el cielo se puede entrar con muchos pecados, menos con la soberbia; en el infierno se puede entrar con muchas virtudes, menos con la humildad.

Para ser humilde hay que ser humillado. Sólo la humillación nos libra de la soberbia, es medicina contra el orgullo. Cristo buscó el último lugar, nosotros, si queremos ser cristianos, no podemos buscar otro lugar mejor.

Dios, en Jesucristo se hizo pequeño y se manifestó manso y humilde. Fue humillado; como oveja llevado al matadero, indefenso, el Único Inocente, el Señor en cuyas manos está el Universo y el sentido a toda la Historia se hizo el último y servidor de todos.

“¡Santa humildad de Cristo, quién te pudiera encontrar!” (Kiko Argüello)

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