La imágenes de esta entrada son del domingo: encuentro de verano y despedida de Esperanza |
Pero el carpintero en el taller, con el cortante serrucho, con la áspera lija, con el ruidoso martillo, con el clavo punzante y el tornillo que da vueltas y vueltas; con el punzón, el cepillo, el barniz... hace una obra maravillosa, una figura bellísima, una obra de arte...
El serrucho no dejó de ser cortante, ni la lija, de ser áspera, ni el martillo, ruidoso, ni el clavo, puntiagudo... ¿Que pasó? Fue la presencia del carpintero, que con sus manos, llevó a cabo el diseño que tenía pensado.
Así es mi parroquia. En ella estamos los ásperos, los cortantes, los punzantes, los ruidosos, los mareantes... Pero la presencia del Carpintero (divino) hace que entre todos construyamos una bella obra de arte.
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