Hasta hace poco era común tener a los abuelos en casa. Pero actualmente se nos impone adaptarnos a nuevas circunstancias. A veces, sin embargo, nos sentimos que hemos renunciamos a cosas realmente valiosas que nos gustaría recuperar.
Tener a los abuelos viviendo en la casa familiar puede ser difícil para algunos, imposible para otros; “cada casa es un mundo” y cada uno sabe hasta dónde puede. Pero para los que tienen oportunidad de hacerlo, la presencia de los mayores en la casa es una gran riqueza.
Una de las tareas más enriquecedora y gratificante en la parroquia es la visita a nuestros mayores.
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