PARROQUIA SAN SEBASTIÁN DE POZOBLANCO

viernes, 4 de noviembre de 2016

Ejercen una labor fundamental y nos prestan a todos los miembros de la comunidad parroquial, de forma voluntaria, un servicio impagable dedicando parte de su tiempo en mantener limpio el templo y las instalaciones de la parroquia.

San Juan Pablo II decía: “La parroquia no es principalmente una estructura, un territorio, un edificio; ella es la familia de Dios, como una fraternidad animada por el Espíritu de unidad, es una casa de familia, fraterna y acogedora, es la “comunidad de los fieles”. 

Hay personas que colaboran en la parroquia de una forma sencilla pero vital. Las tareas, servicios o misión en esta gran familia se reparten entre: abrir y cerrar la iglesia, la limpieza, hacer las formas que luego serán consagradas en la Santa Misa, los catequistas de niños, jóvenes y adultos; los monitores que llevan adelante las asambleas familiares, el coro que se reúnen todas las semanas para ensayar, los voluntarios de Cáritas, los que semanalmente visitan las casas de la parroquia para anunciar el evangelio, los hermanos de la Hermandad de la Soledad que velan por la imagen de la virgen y el funcionamiento de la cofradía; los visitadores de los enfermos, los que acompañan con la oración en el tanatorio y preparando la liturgia en la Parroquia, a los que han perdido a un familiar; los que recogen y cuentan las colectas de las misas dominicales; el ecónomo, que lleva al día las cuentas de la parroquia; el archivo parroquia, etc… seguro que me estoy dejando a varios (por favor que nadie se moleste por el despiste…). Y hay gente que me dice que la parroquia debe ser un aburrimiento. 
Cuando uno participa solo puntualmente de alguna celebración en la parroquia  puede dar esa impresión, pero l@s que participan activamente en ella es una fiesta continua…


Verano o invierno, la parroquia abierta, siempre limpia, las misas a su hora, el despacho ... 

 Ojalá todos encuentren su sitio en la parroquia para crecer en la fe y hacer un servicio a los demás.

Hoy 3 de noviembre hemos celebrado la Eucaristía en honor a San Martín de Porres y después hemos compartido un rato con todas las que se encargan de mantener el templo parroquial siempre limpio. Y lo hacen por amor a Dios y a los hermanos. Ejercen una labor fundamental y nos prestan a todos los miembros de la comunidad parroquial, de forma voluntaria, un servicio impagable dedicando parte de su tiempo en mantener limpio el templo y las instalaciones de la parroquia.


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