En nuestra parroquia como en todas las parroquias existe un interés extraordinario en torno al sacramento de la Confirmación. Podrá haber deficiencias. Pero el dato central es enormemente positivo. No es fácil mantener alrededor de las parroquias a tantos jóvenes en esas edades tan difíciles y tan decisivas para el conjunto de la vida. Las cifras de los niños y jóvenes que reciben el sacramento están descendiendo, pero aun así contamos con una hermosa oportunidad de evangelización y formación de muchos jóvenes.
No sabemos ni cómo ni cuándo la gracia de Dios consigue sus frutos en la vida de nadie. Lo nuestro no es llevar la contabilidad de la vida espiritual de los cristianos, sino sembrar y sembrar y ayudar sin desfallecimiento. Estamos seguros de que la gracia de Dios no trabaja en vano. Pero todos sabemos que es una preocupación general el resultado de nuestro trabajo pastoral en torno al sacramento de la Confirmación. Muy pocos de los jóvenes confirmados continúan practicando regularmente la vida sacramental. Es casi un recurso común el decir que después de la Confirmación los jóvenes dejan de frecuentar la Iglesia y los perdemos de vista. Somos testigo de que no es todo así.
Podemos estar seguros de que este trabajo no ha de ser inútil. Las cosas que se hacen bien y con recta intención siempre dejan buen fruto…
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