PARROQUIA SAN SEBASTIÁN DE POZOBLANCO

lunes, 4 de enero de 2016

El pasado lo dejamos a su Misericordia, el futuro lo confiamos a su Providencia, el momento presente lo vivimos en la intensidad de su Amor. Gracias Señor. Feliz 2016

   
Al decir  María, Madre de Dios, decimos que su hijo no es simplemente un hombre sabio, alguien como Confucio, Sidartha Gautama o Mahoma, un maestros de autoayuda y, mucho menos, promotor de revoluciones sociales… sino el mismísimo Dios, potente para elevarnos, más allá de las miserias o utopías de este mundo a la condición de hijos de Dios.
   “Confesemos que el Emmanuel es realmente Dios, y que por esta razón, la Santísima Virgen es Madre de Dios, pues Ella ha dado a luz según la carne, al Verbo de Dios."

   El evangelio muestra que reconocían a Jesús como hijo de María, de tal manera que no podían negar su humanidad. Para algunos era motivo de maravilla, de asombro y para otros de sospecha, pues sabían su origen y parentela.
   Cristo ha nacido una vez de María en Belén, nace también por la fe en cada uno de nosotros. San Francisco de Asís nos describe el caso de una verdadera y completa maternidad que nos asemeja a María: "Somos madres de Cristo -escribe- cuando lo llevamos en el corazón y en nuestro cuerpo por medio del divino amor y de la conciencia pura y sincera. Nosotros concebimos a Cristo cuando le amamos con sinceridad de corazón y con rectitud de conciencia, y le damos a luz cuando realizamos obras santas que lo manifiestan al mundo". 
«Mi madre y mis hermanos son los que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica» (Lc 8, 21). «María, por su parte, conservaba todas estas palabras, meditándolas en su corazón». 
   Al comenzar el año miramos a la Virgen María Madre de Dios y Madre nuestra; bajo esta compañía materna, comenzamos 2016, con la certeza de que no estamos solos y todo aquello que nos preocupa, nos interesa y amamos está en manos de Dios y no de los hombres.

Noche vieja



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