PARROQUIA SAN SEBASTIÁN DE POZOBLANCO

martes, 24 de noviembre de 2015

En Honor a Santa Cecilia y a los que nos ayudan a rezar mejor con la música en nuestras celebraciones litúrgicas.

 
 "La tradición musical de la Iglesia universal constituye un tesoro de valor inestimable que sobresale entre las demás expresiones artísticas, principalmente porque el canto sagrado, unido a las palabras, constituye una parte necesaria o integral de la liturgia solemne" (SC 112). La composición y el canto de Salmos inspirados, con frecuencia acompañados de instrumentos musicales, estaban ya estrechamente ligados a las celebraciones litúrgicas de la Antigua Alianza. La Iglesia continúa y desarrolla esta tradición: "Recitad entre vosotros salmos, himnos y cánticos inspirados; cantad y salmodiad en vuestro corazón al Señor" (Ef 5,19; Col 3,16-17). "El que canta ora dos veces"


   La tradición vincula estrechamente a Santa Cecilia con la música, tradición basada sin duda en el pasaje de sus “Actas” que cuenta que ella misma tocó el órgano el día de su boda, y que “en su corazón cantaba sólo a Dios”.



   A partir del s. XIV, su iconografía comienza a incorporar un órgano. Los “Cuentos de Cantérbury”, de finales del s. XIV, hacen alusión a Cecilia de Roma con una breve mención a la música. Y cuando en 1584 se funda en Roma la Academia de la Música, es elegida patrona del instituto, momento a partir del cual, su veneración como patrona de la música se generaliza.



    En 1736, Haendel (1685-1759) le dedica la “Oda para el Día de Santa Cecilia” apenas cuatro años antes de componer “El Mesías”.

     Dicho todo esto, en honor a Santa Cecilia, cuya fiesta  fue el domingo, felicitamos desde aquí a cuantos de una manera u otra, dedican su vida o parte de ella a la música, especialmente a los que nos ayudan a rezar mejor con la música en nuestras celebraciones litúrgicas.


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