Podemos afirmar con gran alegría que el Grupo de voluntariado del CAMF
coordinado desde el servicio de animación sociocultural, está consolidado
desde hace algo más de tres años y que en el último año, se han incorporado
un grupo de voluntarios/as, universitarios/as en su mayoría en espera de
obtener empleo con un nivel de calidad humana, compromiso y
solidaridad que engrandece la acción voluntaria.
Ser voluntario es ser profundamente humano. Ser voluntario es entrar en el corazón
de los que lo pasan mal, de los que sienten soledad de los que han
perdido la esperanza. El voluntario trabaja mucho, si pero gratis, no gana nada, pero siendo
fieles a la verdad y a lo que los mismos voluntarios nos
transmiten sí ganan, ganan muchísimo: el sentirse útiles, la sonrisa
de la persona con la que llevan su acción voluntaria, gestos de verdadera
amistad.
Por otra parte en la acción voluntaria muchos jóvenes encuentran su
vocación profesional e incluso poner en práctica conocimientos adquiridos en
diferentes cualificaciones profesionales, sobre todo del campo de lo social.
Otra sentido importante de la acción voluntaria es el
compromiso social que adquieren por el hecho de ser voluntarios, son
agentes activos y transformadores de la sociedad, colaborando con sus
actuaciones en construir una sociedad más justa, igualitaria y accesible
para todos.
Desde mi puesto de Trabajadora
Social, en nombre del Centro y de los residentes que viven en el mismo solo
queda decir gracias por la coloración que prestan a conseguir que aumente la
calidad de vida de las personas con discapacidad física ingresadas en el CAMF
de Pozoblanco.
Trinidad Fernández
Fernández
P.d. Si alguno quiere ser voluntario
será muy bienvenido.
Jesús nos enseña que todas las personas, desde su concepción en el seno
materno hasta su muerte natural, sea cual fuere su color, su raza, su familia,
su capacidad, tiene su valor, su dignidad, su belleza, su importancia.
Cada vez es más evidente que nuestra
sociedad no es excesivamente optimista respecto al humilde, al
discapacitado, al anciano, al pobre en general. La presencia de la debilidad
humana, de alguna enfermedad, desconcierta y llega a ser piedra de escándalo
para muchos. En estos momentos de tanta competitividad, se tiene la convicción,
cada vez más arraigada, de que en esta carrera vertiginosa sólo subsistirán los
más capacitados, los mejor preparados, los más sobresalientes; en definitiva:
los fuertes.
Las personas que, por múltiples razones, no pueden seguir esta carrera
corren el peligro de sentirse inútiles, desvalorizadas, no queridas, con la sensación de ser un peso para el
resto de los demás. Este es el doloroso sentimiento y la experiencia diaria de
muchas personas que se sienten débiles y frágiles entre nosotros. Pero la vida
de cada uno de nosotros y de todos tiene en el proyecto amoroso de Dios un valor único, original…
Muchas veces el corazón se endurece y
apenas hay sitio para la misericordia, la ternura, el cariño. Como dice el Principito “sólo con el corazón se puede ver
bien; lo esencial es invisible para los ojos”.
Anibal Cantero
Capellan del C.A.M.F.
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