PARROQUIA SAN SEBASTIÁN DE POZOBLANCO

martes, 18 de agosto de 2015

SEMANA DEL VOLUNTARIADO DE VERANO EN EL CAMF. "ALEGRAR LA VIDA NO ARREGLAR LA VIDA DE LOS DEMÁS"

   Podemos afirmar con gran alegría que el Grupo de voluntariado del CAMF coordinado desde el servicio de animación sociocultural,  está consolidado desde hace algo más de tres años y que en el último año,  se han incorporado un grupo de voluntarios/as, universitarios/as en su mayoría en espera de obtener empleo  con un nivel de calidad humana, compromiso y solidaridad que engrandece la acción voluntaria.

   Ser voluntario es ser profundamente humano. Ser voluntario es entrar en el corazón de los que  lo pasan mal, de los que sienten soledad de los que han perdido la esperanza. El voluntario trabaja mucho, si pero gratis, no gana nada, pero siendo fieles a la verdad  y a lo que los mismos voluntarios nos transmiten  sí ganan, ganan muchísimo: el sentirse útiles, la sonrisa de la persona con la que llevan su acción voluntaria, gestos de  verdadera amistad.
   Por otra parte en la acción voluntaria muchos jóvenes encuentran su vocación profesional e incluso poner en práctica conocimientos adquiridos en diferentes cualificaciones profesionales, sobre todo del campo de lo social.


   Otra sentido  importante de la acción voluntaria es el compromiso social que adquieren por el hecho de ser voluntarios,  son agentes activos y transformadores de la sociedad, colaborando con sus actuaciones en construir una sociedad más justa, igualitaria y  accesible para todos.
Desde mi puesto de Trabajadora Social, en nombre del Centro y de los residentes que viven en el mismo solo queda decir gracias por la coloración que prestan a conseguir que aumente la calidad de vida de las personas con discapacidad física ingresadas en el CAMF de Pozoblanco.

Trinidad Fernández Fernández
Trabajadora Social del C.A.M.F.
P.d. Si alguno quiere ser voluntario será muy bienvenido.


Jesús nos enseña que todas las personas, desde su concepción en el seno materno hasta su muerte natural, sea cual fuere su color, su raza, su familia, su capacidad, tiene su valor, su dignidad, su belleza, su importancia.
   Cada vez es más evidente que nuestra sociedad no es excesivamente optimista respecto al humilde, al discapacitado, al anciano, al pobre en general. La presencia de la debilidad humana, de alguna enfermedad, desconcierta y llega a ser piedra de escándalo para muchos. En estos momentos de tanta competitividad, se tiene la convicción, cada vez más arraigada, de que en esta carrera vertiginosa sólo subsistirán los más capacitados, los mejor preparados, los más sobresalientes; en definitiva: los fuertes.
Las personas que, por múltiples razones, no pueden seguir esta carrera corren el peligro de sentirse inútiles, desvalorizadas, no queridas, con la sensación de ser un peso para el resto de los demás. Este es el doloroso sentimiento y la experiencia diaria de muchas personas que se sienten débiles y frágiles entre nosotros. Pero la vida de cada uno de nosotros y de todos tiene en el proyecto amoroso de Dios un valor único, original…


   Muchas veces el corazón se endurece y apenas hay sitio para la misericordia, la ternura, el cariño. Como dice el Principito “sólo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible para los ojos”.

   Anibal Cantero
Capellan del C.A.M.F.

   

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