PARROQUIA SAN SEBASTIÁN DE POZOBLANCO

lunes, 27 de octubre de 2014

Necesitamos a los demás, somos familia, comunidad...

Fiesta de los Reyes Magos en el Hospital. Año 2011


    Hace cinco años que estoy como capellán en el Hospital comarcal Valle de los Pedroches. Durante cuatro días a la semana estoy disponible las 24 hs., por si alguien necesita de un sacerdote. Cuando me llaman o visitando las habitaciones unos me solicitan que le escuche en confesión, otro que le dé la “Eucaristía”, otro la “Unción de Enfermos” otros me piden que haga una oración por ellos… Normalmente, el enfermo más que escuchar lo que quiere y necesita es hablar.
Para mi estar en el Hospital es un servicio con una carga espiritual y emocional extraordinaria; porque un trato cercano y directo con la enfermedad y la muerte, ayuda a relativizar muchas cosas y a plantearme la vida, la salud, las cosa… como un don, un regalo que he recibido…   La gran lección de una enfermedad es que no somos autónomos, somos dependientes, necesitamos de los demás; es decir no somos solo individuos sino comunidad, familia. El engaño en que muchos enfermos y ancianos han caído es sentirse inútil, una carga, un problema para la familia… Y ante los problemas, sufrimientos, la enfermedad o la vejes la peor tentación y aparente solución en la que muchos han caído es el suicidio. El peor camino que se puede escoger para el que lo hace y para su familia. Porque por un lado la familia queda con esa herida con ese peso incluso de culpabilidad. Y por otro lado nadie se da la vida y tampoco nadie se la puede quitar porque la hemos recibido para siempre, para toda la eternidad. La muerte no es el final de nuestra vida; cuando llega, llega… pero como solución a los problemas es una tragedia.
   “Dejarse ayudar es un nivel espiritual muy superior al del simple ayudar. Porque si es bueno ayudar a los demás, es mejor ser ocasión para que los demás nos ayuden. Quien se deja ayudar se parece a Cristo más que quien ayuda. Pero nadie que no haya ayudado a sus semejantes sabrá dejarse ayudar cuando le llegue su momento. Sí, lo más difícil de este mundo es aprender a ser necesitado… Uno de los misterios más insondables de la enfermedad es el del tiempo: los sanos no tienen tiempo; los enfermos, en cambio,  lo que le sobra es precisamente tiempo. Un día puede ser infinito en una cama del hospital. Se espera durante horas la visita del médico que dura un minuto…” (África Sendino).
   Siempre se ha dicho que uno muere como ha vivido… Por lo que yo he visto, visitando y acompañando a moribundos, efectivamente es así. Pero también hay excepciones… hay que decirlo todo. Precisamente antes de escribir estas líneas, he visitado a un enfermo terminal de cáncer que conozco desde hace algunos años cuando estaba muy bien de salud, y siempre ha sido muy reacio a todo lo que hacía referencia a la fe, a la Iglesia, y en cambio hoy me pidió que le confiese que rece por él y le dé la “Unción de enfermos”. Y así lo hice. Era una persona distinta de la que había conocido…
   He podido estar con muchos enfermos terminales dándoles los sacramentos y he podido ver como se mueren las personas: totalmente inconscientes, angustiados, tranquilos, desesperados y algunos, casi, dando la bienvenida a la “hermana muerte”. (Dicen que san Francisco de Asís, ya en vísperas de su muerte, dijo: “bienvenida hermana muerte”)
   Aunque nosotros tenemos una tendencia natural a huir del sufrimiento, pero cuando se presenta, tarde o temprano se presentará, que sepamos que necesitamos ayuda (física y espiritual), que nos dejemos ayudar, que nos dejemos querer y no olvidemos  que en el sufrimiento hay algo constructivo, purificador. No es verdad que el sufrimiento no tenga sentido, que con el sufrimiento no se pueda hacer nada. Con el sufrimiento se puede nada menos que redimir el mundo. Y si no miren la Cruz.
   No dejemos solos a nuestros ancianos y enfermos, acompañarles, dedicarles tiempo nos hace muy bien, nos hace más humanos y conscientes del camino que tenemos que recorrer.
   Agradecemos al pequeño grupo de persona que nos ayudan en la visita a los enfermos y ancianos de nuestra Parroquia.


Anibal Cantero

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