La Pastoral Escatológica en la Parroquia

Me gustaría comenzar este articulo haciendo una pregunta ¿Que es una familia? Si tuviéramos que responder brevemente diría que en una familia se comparte todo, se ayudan en todo, y en todo momento se está cerca unos de otros para compartir los momentos de alegría y como no,  en los momentos difíciles.

Pues bien la parroquia es,  y debe ser una familia, la familia de la Iglesia, familia a la que pertenecemos todos por el Sacramento del Bautismo, y en esta familia queremos estar e intentamos estar cerca unos de otros compartiendo todos los momentos de nuestra vida, donde nadie, es más importante que el otro, pero si, donde unos, deben estar al servicio de los otros.

Gracias a Dios en nuestra parroquia hay muchas personas que quieren estar al servicio de los demás, y esto se concretiza en la misión que se realiza a través de las distintas pastorales que se llevan a cabo como: Familia en Misión, Catequesis de niños, de confirmación, de adultos, de Bautismos, de Matrimonios, liturgia, Asambleas Familiares Cristianas, Enfermos, equipos de limpieza y algunas más.

Pero hoy como estamos a las puertas de celebrar la festividad de todos los fieles difuntos, voy a explicar un poco en que consiste la Pastoral Escatológica que también se lleva en la parroquia.

Esta pastoral la llevan dos equipos de personas unas ocho, y consiste sencillamente en acompañar a la familia que ha perdido un ser querido, para rezar por el y por su familia y acompañándolos en la Eucaristía del entierro, preparando la celebración.

Mi experiencia en esta pastoral es muy gratificante, porque te permite estar cerca del que más sufre, te permite poner un poco de luz ante la oscuridad de la muerte y levantar la esperanza de los que han perdido la paz. Poder mostrar con tu testimonio que la muerte hace sufrir, pero no es el final de todo. Que Jesucristo ha vencido la muerte y nos abre un camino de esperanza.

Hoy ante tantos sufrimientos que viven los hombres, es necesario y urgente anunciarles que Cristo vive y merece la pena llevarle a Jesucristo que nos ofrece una vida que no acaba, porque El, ha venido para que tengamos VIDA EN PLENITUD. 

Juan Fernández Medrán