PARROQUIA SAN SEBASTIÁN DE POZOBLANCO

domingo, 19 de octubre de 2014

Antonio César Fernández, más de 32 años de misión en África



 Queridos amigos:

Hoy es el día del Domund. Os escribo desde Costa de Marfil. Aquí trabajamos en una misión y somos cuatro salesianos; yo soy el único blanco, los otros tres son africanos. En la parroquia tenemos unos 300 niños que van a la catequesis. También hay mayores y jóvenes (en total son unos 700). La catequesis la hacemos los sábados por la tarde y los domingos después de cada misa. Los domingos hacemos dos misas, una en francés y otra en la lengua de aquí, yo estoy aprendiendo, pero es una lengua muy difícil, después de dos años ya logro leer el evangelio en esta lengua que se llama Senufo.
Los domingos se llena la iglesia en las dos misas que tenemos por la mañana, y la gente tiene que participar a la Misa fuera de la iglesia pues no caben; el problema es cuando llueve pues los que están fuera tienen que aguantar el chaparrón y los de dentro tienen que moverse pues hay muchas goteras y el agua cae por todos sitios, incluso en el altar. Pero bueno, nos vamos apañando como podemos.
Sabéis que estas personas son en su mayoría muy pobres y vienen de lejos a pie pues son muy religiosos; todos vienen sin desayunar, y después de la misa tienen que quedarse a la catequesis los que se preparan a los sacramentos.

Yo llevo aquí dos años como párroco, tenemos mucho trabajo pues hay que ir a visitar a los enfermos y llevarles la comunión; hay que dar charlas a los catequistas, dar una vuelta por los diferentes grupos, por las comunidades de Base que son 33 y que se reúnen los martes; además hay enfermos que piden que el párroco vaya a visitarlos y rezar por ellos; muchos no pueden comprar medicinas, por eso se encomiendan a nuestras oraciones.
Hay muchos niños que no han podido ir a la escuela de pequeños y están trabajando, por eso hemos organizado clases para ellos por la noche: cuando terminan el trabajo, aunque están cansados, vienen durante dos horas y aprenden a leer y a escribir y muchos sacan el certificado de estudios primarios después de varios años. Hay niños, muchos jóvenes y algunos adultos y también son muy numerosos, unos 500, y están muy interesados en aprender pues dicen que, como no saben leer ni escribir, los engañan en las facturas. 
También organizamos actividades con los niños y jóvenes: hay muchos grupos y hacen sus actividades todos los sábados después de la catequesis. Cada uno tiene que participar en un grupo. Como son tantos tenemos que ampliar las salas pues muchos tienen que dar la catequesis debajo de los árboles y cuando llueve es un problema. Por eso estamos construyendo locales.
También hay muchos que vienen por las tardes para estudiar, pues en sus casas hay muchos que no tienen buenas condiciones para estudiar y aquí ponemos a disposición todos los locales de la parroquia.
La vida misionera es muy bonita, es verdad que da mucho trabajo, ya veis, yo ya voy haciéndome viejo pues ya tengo casi 70 años y llevo aquí en África más de 32 años, pero no me arrepiento de haberme venido. Ser misionero era la ilusión de mi vida y me acuerdo cuando era niño que íbamos con nuestras huchas a recaudar dinero el día del Domun para las misiones. Ahora comprendo por qué se recoge dinero para las misiones pues hay que hacer muchas cosas y aquí faltan medios y son muchas las necesidades.
Hace unos días que tuve la alegría de bautizar a un joven que tenía Sida, murió a los pocos días, pero murió como cristiano, tenía un gran deseo de bautizarse. Lo mismo una viejecita, antes de morir pidió que viniera el sacerdote, también la bauticé y se fue al cielo. La semana pasada fue un niño recién nacido que estaba muy malito y sus padres nos pidieron que lo bautizáramos, de manera que lo pudimos bautizar y ese mismo día murió: un angelito más en el cielo. Todo esto son les alegrías de nuestra vida misionera, hacemos como el Señor nos dice en el evangelio: id por todo el mundo y anunciad la buena noticia.
Os cuento todo esto porque sé que os gusta escuchar cosas de los misioneros, sobre todo cuando es uno de vuestro pueblo el que os cuenta estas cosas. Yo sé que muchos de vosotros tienen deseo de hacer como yo. Sería estupendo si algunos de vosotros, cuando terminen sus estudios se viniera a las misiones; necesito algunos que vengan aquí y que me vayan sustituyendo pues yo ya me canso, aunque os digo que mientras Dios me de salud seguiré trabajando por hacer algo de bien a las personas. Os digo que merece la pena. Es lo mejor que una persona puede hacer en este mundo: dar su vida por los demás, dar su vida por anunciar la Palabra de Dios.
Que tengáis un buen Domingo del Domund.
Un fuerte abrazo de vuestro hermano y amigo misionero, “tarugo” de pura cepa

Antonio César  

1 comentario:

  1. Gracias César, tu testimonio nos anima a todos a vivir y testimoniar nuestra fe

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