El
significado ritual del saludo de la Paz.
El rito de la
paz, especialmente en algunas celebraciones (bodas, bautizos, comuniones, funerales) se ha
convertido en un jolgorio, para saludar, felicitar, preguntar a los que se
saluda por toda la familia… besos,
abrazos, de cháchara durante cinco minutos. Llega el momento de la paz y se
forma un revuelo como si acabáramos de encontrarnos después de diez años. Y
peor aún, si estoy peleando con alguien no voy a darle la paz, para castigarlo.
Todo esto no procede en absoluto. Pero también
es verdad que nosotros, sacerdotes y catequistas, no hemos sabido educar en
esto.
La Congregación para el Culto Divino y
Disciplina de los Sacramentos, en una carta dirigida a los obispos, y bajo su
guía a los sacerdotes, aconseja moderar el gesto de la paz ya que entre nosotros se ha desvirtuado este rito.
“El rito de la Paz llega a su significado
más profundo con la oración y el contexto mismo de la Eucaristía, por lo
cual darse la paz correctamente entre los participantes de la Misa enriquece su
significado”. Así, se recomienda evitar abusos, tales como la introducción de
un canto por la Paz, inexistente en el rito romano; desaconsejar el
desplazamiento de los fieles para intercambiarse la Paz; evitar que el
sacerdote abandone el altar para darla a algunos fieles; y que las solemnidades
como pascua y navidad o algunas circunstancias el gesto de la paz sea ocasión
para felicitar o expresar condolencias entre los presentes.
Todo esto con el fin de salvaguardar
el valor sagrado de la celebración eucarística y el sentido del misterio en el
momento de prepararse para recibir la Comunión.
“El
signo de la paz se presenta como el “beso pascual” de Cristo Resucitado presente
en el altar… El signo de la paz, por tanto, se encuentra entre el Padre Nuestro
y la fracción del pan, durante la cual se implora al Cordero de Dios que nos dé
su paz… La Iglesia implora la paz y la unidad para sí misma y para toda la
familia humana, y los fieles se expresan la comunión eclesial y la mutua
caridad, antes de la comunión sacramental…” “…se ha visto la conveniencia de
moderar este gesto, que puede adquirir expresiones exageradas, provocando
cierta confusión en la asamblea precisamente antes de la Comunión. Sería bueno
recordar que el alto valor del gesto no queda mermado por la sobriedad necesaria
para mantener un clima adecuado a la celebración, limitando por ejemplo el intercambio de la paz a los más cercanos”.
“Cristo es nuestra paz,
la paz divina, anunciada por los profetas y por
los ángeles, y que Él ha traído al mundo con su misterio pascual. Esta paz del
Señor Resucitado es invocada, anunciada y difundida en la celebración, también
a través de un gesto humano elevado al ámbito sagrado”.
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