PARROQUIA SAN SEBASTIÁN DE POZOBLANCO
viernes, 15 de agosto de 2014
Asunción de la Santísima Virgen María al cielo
«La Virgen Inmaculada, terminado el curso de la vida terrena, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial; y fue enaltecida por el Señor como Reina del universo, para que se asemejara más plenamente a su Hijo, vencedor del pecado y de la muerte» (LG 59). Es así que la Asunción de la Santísima Virgen constituye una participación singular en la Resurrección de su Hijo y una anticipación de la resurrección de los demás cristianos, es decir, un preanuncio de aquello a lo que estamos llamados a vivir. La maternidad divina es la razón fundamental de la Asunción. Es esta maternidad divina, la que haciendo de María la Purisima Concepción, funda su destino glorioso, su asunción al cielo.
Lo que aguardamos, lo que esperamos, se ha realizado ya anticipadamente en María. El Papa Pablo VI enseñó que la solemnidad de la Asunción es la “fiesta de su destino de plenitud y de bienaventuranza, de la glorificación de su alma inmaculada y de su cuerpo virginal, de su perfecta configuración con Cristo resucitado; una fiesta que propone a la Iglesia y a la humanidad la imagen y la consoladora prenda del cumplimiento de la esperanza final” (Marialis cultus 6).
«En el parto te conservaste Virgen, en tu tránsito no desamparaste al mundo, oh Madre de Dios. Te trasladaste a la vida porque eres Madre de la Vida, y con tu intercesión salvas de la muerte nuestras almas». (CIC) Amén
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