El Espíritu Santo sigue suscitando personas dispuestas a dejarlo todo para que Jesucristo sea conocido y amado.

Desde Letonia, Primera comunión de Isabel en la misión.

Jesús no quiso hacerlo todo a golpe de milagros. Ha querido que nosotros colaboremos con Él en su obra de salvar a todos de las garras del pecado y de la muerte. El Señor cuenta con nosotros. Quiere que seamos “testigos de su amor”, testigos suyos para nuestra generación. 

Es el Espíritu Santo el que nos fortalece y nos envía a la misión como hizo con los apóstoles. Es el Espíritu Santo el verdadero protagonista en la vida cristiana. Es este Don el que nos capacita para realizar cosas que están más allá de nuestras fuerzas. Por eso vale la pena gastar la vida para que Jesucristo sea conocido y amado.

Ayer en la Catedral, envío de los que partirán
próximamente a la misión: China, Japón, Berlín,
Paraguay, Perú, Mozambique...