El rey Salomón (El rey sabio de la Escritura), cuando heredó la corona de su padre el Rey David, era joven e inexperto. En sueños Dios le dijo: “Pídeme lo que quieras”. Y no le pidió riquezas ni que le solucionara sus problemas, lo que le pidió fue que le concediera sabiduría, discernimiento.
Nosotros también, no pidamos no tener problemas, porque los problemas siempre van a existir, son parte de la vida. Pidamos al Señor que nos conceda sabiduría, discernimiento, para realizar los ajustes necesarios en nuestra vida con vistas a mejorar.
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