El día del Bautismo es un día muy especial, tendríamos que recordarlo y celebrarlo todos los años. |
Hemos sido bautizados no solo en agua, como hacía Juan el Bautista, sino en el Espíritu Santo, que nos comunica la vida de Dios. Fuimos incorporados a la vida de Cristo y destinados con Él a la vida eterna. Por eso San Pablo dice: “Ya no eres esclavo sino hijo; y si hijo, también heredero”.
Fuimos bautizados en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, para entrar en comunión con Dios. En cierto modo se han abierto para cada uno de nosotros los cielos. Ser hijos de Dios ha sido uno de los grandes dones que recibimos aquel día en que fuimos bautizados.
Pero ¿de qué sirve el sacramento del bautismo si no tomamos conciencia progresivamente de la gracia extraordinaria que hemos recibido? Es fundamental redescubrir nuestro bautismo, desenterrarlo. Y esto solo es posible en el seno de la Iglesia, en una comunidad cristiana.
Señor, que podamos vivir como hijos tuyo, que nosotros podamos vivir como tu familia, como hermanos, como hijos del mismo Padre, que lo que recibimos en el Bautismo, en la Comunión de la Iglesia florezca, fructifique en nosotros.
Los ritos del Bautismo explicados por el Papa Francisco
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