PARROQUIA SAN SEBASTIÁN DE POZOBLANCO

viernes, 16 de febrero de 2018

Ricardo: En una sociedad tan abierta como la actual, en la que todo el mundo se expresa con absoluta libertad, no debiéramos los cristianos dejar de manifestar nuestros principios y valores, en todos los ámbitos en que actuamos.

Todos, en Pozoblanco, conocemos a Ricardo Delgado Vizcaíno, por eso la siguiente entrevista, tomada de la página web del obispado, no va a sorprender a nadie... pero que nos sirva como un pequeño testimonio de fe.

P. Su padre fue el fundador y primer presidente de COVAP. Él también le transmitió la fe y su pertenencia a la Iglesia ¿cómo vive hoy su condición cristiana?

R. Así es, mi padre presidió COVAP desde 1959 hasta su fallecimiento en 1994, un largo periodo durante el que imprimió el espíritu y el carácter que ha ido animando el desarrollo de la Cooperativa, con una gran visión de futuro y un enorme sentido social de la empresa, y de la vida, imbuido por la doctrina social de la Iglesia Católica. Siempre imaginó un futuro mejor para los ganaderos y luchó  por conseguirlo, con coraje, con integridad y coherencia, predicando con el ejemplo, aunando voluntades. En la familia, a mis hermanos y a mí, nos educó claramente en la fe cristiana, a poner a Dios en el centro de nuestras vidas, transcendiéndolo todo, y nos enseñó a obrar con honestidad, responsabilidad y respeto a los demás.

P. COVAP es hoy una de las principales cooperativas agroalimentarias de Andalucía. Desde el principio se entendió que el proyecto tenía que implicar a ganaderos de la comarca ¿cómo fueron los inicios?

R. COVAP nació con el objetivo de defender y mejorar la renta de los ganaderos y su calidad de vida, sobre una idea clara: añadir valor a las producciones ganaderas mediante su transformación y comercialización, buscando la dimensión que les permitiera abordar las inversiones necesarias para su consecución, integrando al mayor número de socios posible, sumando esfuerzos. Por este motivo, el nombre inicial de Cooperativa Ganadera de Pozoblanco solo duró cuatro meses, cambiando enseguida al de Cooperativa Ganadera del Valle de los Pedroches (COVAP), que se extendió a las comarcas limítrofes de Badajoz y Ciudad Real.
Con la "Moreneta"


P. La crisis ha conseguido imponer la caridad como única salida a este tiempo difícil ¿cómo ha sido esta etapa en la Cooperativa en cuanto a relaciones humanas?

R. Tanto en tiempos de bonanza como en tiempos difíciles, COVAP ha asumido siempre un verdadero compromiso social más allá de intereses meramente económicos. Ciertamente, los años de crisis económica han sido duros para todos, y en la Cooperativa pusimos mayor empeño, si cabe, en mantener los puestos de trabajo, en apoyar a los socios ganaderos en  momentos complicados para ellos y, por supuesto, también, en atender peticiones concretas de ayuda que nos han llegado de CÁRITAS, CRUZ ROJA, BANCO DE ALIMENTOS…

P. ¿En el ámbito de la empresa cuesta dar testimonio de su ser cristiano?.

R. En mi experiencia, no. En una sociedad tan abierta como la actual, en la que todo el mundo se expresa con absoluta libertad, no debiéramos los cristianos dejar de manifestar nuestros principios y valores, en todos los ámbitos en que actuamos, por supuesto también en la empresa, para la que la doctrina social católica ha escrito tan claros mensajes. Se trata de ser coherentes, teniendo en cuenta que el mundo no se cambia con nuestras opiniones sino con nuestro ejemplo.

P. ¿Es urgente poner en el centro del desarrollo económico a la persona?

R. La empresa necesita de una educación basada en el espíritu emprendedor, el esfuerzo, la innovación, la creatividad… y en la ética, pues sin ésta no cambiaremos la economía.   El Papa Francisco insiste en  construir modelos económicos que coloquen en el centro a la persona y no al dinero, al que no hay que convertir en ídolo.

P. En contacto diario con ganaderos y agricultores sabe cuál es la medida de la riqueza de la comarca de Los Pedroches, sur de Badajoz y Ciudad Real ¿todo trabajo dignifica al hombre o hay que seguir trabajando para que así ocurra?

R. Sin duda,  todo trabajo dignifica al hombre, y el del campo, también, ¡cómo no!. Eso sí, duro trabajo, muchas veces desarrollado en condiciones difíciles, pero absolutamente digno.

Los hombres del campo, los agricultores y ganaderos son los verdaderos protagonistas del desarrollo rural y con su trabajo dan vida a nuestros pueblos. ¿¡Cómo no va a ser digno trabajar para alimentar al mundo!?. ¿¡Qué sería de nosotros con la mesa y los platos vacíos!?.

P. Háblenos de su parroquia y su relación con su comunidad cristiana.

R. Tengo una relación cercana con las diferentes parroquias de Pozoblanco, San Sebastián, Santa Catalina y San Bartolomé, en la que fui bautizado, y con sus párrocos, de los que admiro su entrega y compromiso. Aprendí en casa de mis padres eso tan cierto de que familia que reza unida, permanece unida, y lo aplico ahora en la mía, asistiendo juntos a misa y a algunas actividades de movimientos cristianos, sobre todo Ejercicios Espirituales. Todos debiéramos estar mucho más implicados con las actividades parroquiales.

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