PARROQUIA SAN SEBASTIÁN DE POZOBLANCO

martes, 19 de diciembre de 2017

El joven José

José, probándose el traje de Navidad.
Estamos viendo la forma de afeitarlo...
pero creo que no va ser posible.
La imaginería se empeñó en representarnos a San José como un hombre anciano… los escrúpulos… para dejar a salvo la virginidad de María. Pero lo lógico es que José sea un joven fuerte y lleno de vida, que amaba profundamente a su novia María. No creo que un anciano haya podido ir primero de Nazaret a Belén, donde nació Jesús, luego de Belén a Egipto, y de vuelta de Egipto a Nazaret. Y volvemos a ver en el Evangelio a José peregrinando con su familia a Jerusalén cuando Jesús ya tenía doce años… 

La historia es mucho más bonita…Con una gran delicadeza y ternura, José, aceptó por la fe los caminos de Dios. Al principio disgustado por lo que estaba sucediendo con su novia, pero el anuncio de su vocación le causó una alegría inmensa. Y comprendió la gran confianza que depositaba Dios en él al elegirlo padre de su Hijo, y se entregó totalmente a la misión que le confiaba y pondrá todas sus fuerzas al servicio de Jesús y de María. Trabajará y sufrirá, pero también disfrutará de semejante misión. Recibirá las humillaciones de Belén, cuando no le quieran dar posada, y sufrirá más por María y el niño que viene, que por él. Buscará la gruta para que María pueda dar a luz. La limpiará, buscará la comida, leña para el fuego y luz para iluminar la cueva oscura. 

Él será el primero en ver al hijo de Dios, niño recién nacido; en oír sus llantos. Se sobrecogerá contemplando la pobreza con que viene al mundo el Hijo de Dios y su hijo. Jesús, como todos los niños, tiene que aprender a caminar, a hablar, a leer, a recitar los textos de la Escritura, el Schema Israel, fijándose en los ojos de su padre… 
José le habrá explicado a Jesús la necesidad de la poda para que den uvas, le muestra las ovejas en el ganado, y las que se escapan, la belleza de los lirios del campo, la cizaña en el trigo, la semilla sembrada en la tierra, el aspecto del cielo, si rojo, o azul, si raso o con nubes. El peligro de la tormenta, la gallina y los polluelos. Lo que después improvisará en sus parábolas y predicación, se lo enseñó su padre. Les estaba sujeto. Es decir, no hacía nada sin contar con sus padres. Jesús ora en familia con José y María. 
Santa Teresa de Jesús experimentó la eficacia de la intercesión de san José y "se hizo promotora de su devoción en la cristiandad occidental" y, principalmente, quiere que lo tomemos como maestro de oración. José, padre de Jesús, entregó al Redentor su juventud, su castidad, su silencio y su trabajo. Es decir se entregó totalmente a la causa de Jesucristo.

San José nos enseña que lo importante no es realizar grandes cosas, sino hacer bien la tarea que corresponde a cada uno. "Dios no necesita nuestras obras, sino nuestro amor" (Santa Teresa del Niño Jesús)

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