Que la alegría de la Navidad nos llene el corazón, nos haga reconocer la cercanía inaudita de Dios que ha querido ser uno más de nosotros y que todo ello nos lleve a reconocer en cada persona a un hermano que reclama nuestra atención y el respeto por su dignidad.
El hombre solamente es importante
si es verdad que Dios ha muerto por él.
(Nicolás Gómez Dávila)
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