Cantando villancicos en el hospital

En la habitación de nuestro vecino Tomás. 

Los villancicos nos animan a hacer lo más importante de la Navidad: adorar al Niño, a Jesús que ha nacido. Sin esto, la Navidad no tiene sentido. Si no nos acercamos espiritualmente a Belén a contemplar asombrados al Mesías, el Salvador, a ponernos de rodillas ante su pesebre, a disfrutar de él con los pastores y a cantar con los ángeles, podemos ahorrarnos comidas, canciones y reuniones familiares, porque serán más de lo mismo. 

En cambio, si besando adoramos al Niño, todo lo demás se irá colocando en su lugar y nuestros villancicos, comidas, oraciones, reuniones familiares y regalos se convertirán en parte de nuestra adoración y nuestro culto a Dios. Tendremos esperanza en medio del sufrimiento y luz en medio de la oscuridad. ¡Vamos a Belén!

En maternidad. Precisamente ayer nació un niño y le han puesto de nombre Jesús

Pediatría