El Señor pone el deseo y la disponibilidad en el corazón de algunos hermanos de salir fuera para hacer visible en la parroquia que la Iglesia es misionera y que es necesario proponer nuevamente el Evangelio a aquellos que han abandonado la vida cristiana.
Dios ha elegido a un pueblo al que encomienda la salvación, la evangelización, y para que este pueblo, la Iglesia, pueda realizar su misión, el Espíritu Santo suscita los carismas.
Tenemos la experiencia de que el Señor nos devuelve el ciento por uno, y que hay más alegría en dar que en recibir.
Gracias por vuestra generosidad.
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