Esperando la celebración de la Eucaristía |
"Es urgente recuperar el valor permanente de la familia, como
nido del amor, donde el hombre y la mujer, unidos por un amor perpetuo y para
siempre, bendecidos por Dios en el sacramento del matrimonio, están abiertos
generosamente a la vida, repoblando nuestros pueblos y ciudades. Cómo no darnos
cuenta de la enorme catástrofe que supone el invierno demográfico, donde no alcanzamos
la tasa de natalidad necesaria para sobrevivir. Es preciso superar el egoísmo
de una la mentalidad antinatalista, que deriva en anticoncepción, en aborto
procurado, en considerar al hijo como un capricho. Los hijos siguen siendo un
don de Dios. Los hijos son engendrados, no fabricados. Desde todas las
instancias hemos de colaborar en fortalecer los lazos familiares, que son los
que dan cohesión a la sociedad y hacen felices a las personas…. La familia no
es un problema, la familia es la solución.
Escuchando atentamente al obispo. Y como siempre, habla alto y claro... |
En el campo de la educación, no podemos aceptar el principio
totalitario de una “escuela única, pública y laica” para todos. Los padres son
los primeros responsables de la educación de sus hijos y tienen derecho a la
libertad en la educación para educar a sus hijos según sus propias
convicciones, también según sus
El motor que mueve la historia y es capaz de transformarla
alumbrando un mundo nuevo es el amor, no el odio. No necesitamos adoptar el
método marxista para el análisis sociológico o para inyectar utopía en la
sociedad de nuestro tiempo, suscitando la lucha de clases, alimentando el odio
de unos contra otros y el conflicto permanente. No. Tenemos el gran mandato de
Jesucristo: “Amaos unos a otros, como yo os he amado” (Jn 13,34), y para eso
nos ha dado su Espíritu Santo. Un amor que nos desinstala de nuestras posturas
burguesas y nos pone a la altura de nuestros hermanos más pobres y necesitados…
El odio, por el contrario, separa y establece barreras, genera rupturas y
enfrenamientos. Elegid siempre, queridos hermanos, el camino del amor y
llevadlo hasta sus últimas consecuencias. Estamos viendo hasta donde llega el
odio cuando se instala en la convivencia de nuestra patria.
Un selfi con Apolonia |
Quién ha dicho que la Iglesia tiene una presencia
insignificante en nuestra sociedad? Qué institución es capaz hoy de reunir a
tantas personas como las que estamos aquí? Somos acaso un grupo residual? Somos
una minoría étnica? No. Somos muchos, y muchísimos más que no han podido llegar
hasta aquí hoy. Esta muchedumbre inmensa es de una calidad humana superlativa,
es de lo mejor de nuestra sociedad. Y lo somos para servir la causa del
Evangelio".
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