Vigilando que no se queme el almuerzo |
Son consoladoras porque sabemos que la Iglesia prevalecerá. Jesús dice el poder del infierno no la derrotará. No nos confundamos; no dice que no la hará temblar. La Iglesia lleva veinte siglos temblado, sometida a la fiereza de las olas y de las tempestades. Cuando muchos dijeron que caería, que la barca de Pedro se hundiría, fueron ellos quienes cayeron y se hundieron mientras la barca sigue a flote. Por tanto, temblor y luchas acompañarán siempre a la Esposa de Cristo. Pero el triunfo final está asegurado. Por eso luchamos y temblamos llenos de esperanza. Somos triunfadores.
El detalle de las llaves también es muy importante. Las llaves de tu casa no la entregan alegremente. Cuando se las das a alguien, le estás otorgando confianza, el poder sobre tus cosas, la facultad de entrar y salir, y el privilegio de no tener que llamar al timbre. Por eso, lo normal es reservar ese privilegio a los miembros de la familia.
Te daré las llaves del reino de los cielos. Jesús no le dio a Pedro las llaves del cielo para su uso exclusivo, sino para que, como cabeza visible de una familia numerosa abriera y cerrara las puertas de la casa de Dios a todos los miembros de la Iglesia.
San Agustín escribe: "La Iglesia ha recibido las llaves del Reino de los cielos, a fin de que se realice en ella el perdón de los pecados por la sangre de Cristo y la acción del Espíritu Santo. En esta Iglesia es donde revive el alma, que estaba muerta por los pecados, a fin de vivir con Cristo, cuya gracia nos ha salvado"
Feliz domingo
No hay comentarios:
Publicar un comentario