El abandono de la Eucaristía dominical es el efecto y la causa más importante de la pérdida de la fe de nuestra gente. Muchos dicen «¿qué saco yo con ir a Misa?» De la Eucaristía se saca muchísimo. Pero en primer lugar, a ella no se va a sacar, sino a dar gloria a Dios, a darle gracias por su infinito amor, ya que la Eucaristía es el memorial de la pasión, muerte, resurrección y ascensión de Nuestro Señor Jesucristo.
Es verdad que el cristianismo no puede ser una religión de masas. Porque la fe nos anima a entregarnos a los demás, a negarnos a nosotros mismos, a tomar nuestra cruz de cada día, y eso duele en carne propia. Si encima “no vende socialmente” ser cristiano... Lo que llama la atención no es que tantos hayan abandonado la Iglesia, lo que es verdaderamente sorprendente es, que hayan tantos cristianos, que viven y celebran el encuentro con Jesucristo.
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